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Columnistas

Unidad ante la adversidad

Luego de librar exitosamente las duras pruebas de la crisis internacional de 2008 y del terremoto a inicios de 2010...

Por: Equipo DF

Publicado: Martes 6 de septiembre de 2011 a las 05:00 hrs.

Luego de librar exitosamente las duras pruebas de la crisis internacional de 2008 y del terremoto a inicios de 2010, la economía chilena se prepara para enfrentar un nuevo desafío, marcado por la abrupta pérdida de confianza que afecta a los mercados financieros mundiales.

La crisis de la deuda fiscal en los países del hemisferio norte, que los sorprende aún incapaces de levantarse por sí mismos, ha vuelto incierto el panorama de la economía mundial. La necesidad de equilibrar los balances fiscales de esos países se traducirá en menos gasto o quizás más impuestos, redundando en un menor impulso a las alicaídas demandas internas, que podría agravar la crítica situación de desempleo. Los impulsos vía reducción de tasas de interés, por su parte, ya no tienen margen de acción, y el único aporte que les queda es prolongar sus actuales niveles (históricamente bajos), para no agregar más barreras a la actividad productiva y de consumo, tal como lo ha anunciado la Fed en Estados Unidos.

En estas circunstancias, cobran fuerza las especulaciones en términos de nuevos paquetes de relajamiento cuantitativo, que inyecten mayor liquidez a mercados que, por lo demás, no parecen haber aplicado dichos recursos en mayor producción o demanda.

La situación, sin duda, es compleja, tal como lo fueron los otros eventos mencionados al inicio de esta editorial. La baja en la calificación de la deuda soberana de EEUU contribuye a ver con mayor claridad que economías tan importantes, como el propio EEUU y la Eurozona, tienen su potencial de crecimiento futuro severamente erosionado. Ahora, el esfuerzo político y económico de estas economías será consolidar, ahorrar y ganar competitividad.

En Chile, los principales efectos que es posible prever en esta etapa, se relacionan con los contagios financieros, que siempre se hacen presente con mayor rapidez, y que vemos afectando los valores accionarios y el precio de variables clave, como el tipo de cambio, y de algunas de nuestras principales exportaciones (cobre) e importaciones (petróleo). Lamentablemente, también debemos esperar una menor demanda desde los mercados desarrollados por nuestros productos y servicios de exportación, y los efectos de la mayor incertidumbre sobre las decisiones de consumo e inversión.

Sin duda éste se convierte en un cuadro que plantea nuevos desafíos, ante los cuales Chile debe desplegar las grandes fortalezas que por muchos años nos han caracterizado: estabilidad y libertad económica, orden fiscal, institucionalidad y resiliencia, a los que se agrega un factor clave que estuvo presente en las anteriores crisis y que hoy vemos lamentablemente deteriorado: unidad ante la adversidad.

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