Unicornios que pastan en el desierto
GUILLERMO RAMÍREZ Presidente de Cambridge Business Association (CBA)
La inversión en venture capital en Latinoamérica creció 7,14% en 2024 respecto al año anterior, alcanzando US$ 4.143 millones, según LAVCA. ¿Una señal de recuperación? Tal vez. ¿Un motivo para celebrar? Solo si también aplaudimos cuando el Titanic sube dos metros antes de hundirse. Porque aunque la inversión total subió, el número de rondas cayó. En el primer trimestre de 2024 hubo 366 deals en la región, 23% menos que en 2023. Más plata en menos manos. El capital se concentra, la diversidad se evapora, y los emprendedores siguen haciendo malabares.
“No nos engañemos, el entusiasmo gubernamental con Corfo y Start-Up Chile ha sido fundamental, pero insuficiente, ya que el problema no es prender la chispa, sino sostenerla”.
¿Y Chile? Según ChileGlobal Ventures, se cerraron solo 33 deals en 2024, frente a los 46 de 2023. Aunque el monto levantado subió levemente a US$ 119 millones, casi el 80% de ese capital lo capturaron apenas cinco startups. ¿Distribución? Escuálida. ¿Acceso? Testimonial. ¿Bienvenidos a Startuplandia S.A: acceso restringido, mérito opcional? La inversión ángel en Chile, más que escasa, es esotérica. Años de incentivos mal diseñados, falta de educación inversora y un ecosistema que aún ve al fracaso como pecado capital nos dejó con un puñado de “ángeles custodios” que más parecen auditores paranoicos con corbata fina. Y no nos engañemos: el entusiasmo gubernamental con Corfo y Start-Up Chile ha sido fundamental, pero insuficiente, ya que el problema ya no es prender la chispa, es sostener la llama. Sin follow-on local, las startups están forzadas a buscar capital afuera. Y cuando lo consiguen, emigran. Nos quedamos con el pitch deck pero sin el equity e impacto local. Brasil, México y Colombia entendieron esto mejor. El 56% del capital regional en 2024 se concentró en Brasil. México mantuvo su ritmo con apuestas fuertes en fintech y healthtech. Y Colombia, pese al entorno político incierto, sigue empujando su ecosistema con músculo privado.
Según PitchBook, América Latina levantó un 24% menos capital que el promedio global en 2024. En contraste, la IA se llevó el 35% de toda la inversión mundial. El dinero va donde el hype se cruza con la infraestructura. Y nosotros seguimos discutiendo si una startup con dos pilotos en retail es “invertible”. Pero no todo está perdido: una reciente encuesta de ACAFI, Endeavor y EY reveló que el 87% de los emprendedores chilenos prevé que la inversión en 2025 se mantendrá o incluso superará los niveles de 2024. Optimismo hay. Ahora falta que el capital tenga el mismo coraje que el pitch.
¿Soluciones? Incentivos tributarios a inversión ángel, vehículos público-privados que asuman riesgo real (no solo pilotajes), educación financiera para founders e inversionistas, y regulación que entienda que una startup no es una PYME disfrazada. Hoy el VC en la región es como un adolescente con plata: algo rebelde, muy sensible, y con poca tolerancia a la frustración. Si no lo guiamos, acabará invirtiendo en departamentos en Miami en vez del próximo unicornio local. Innovar no es un lujo. Apostar capital temprano tampoco debería serlo. Sin riesgo, no hay retorno. Y sin retorno, no hay historia que contar.