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Columnistas

Una reforma laboral que impulse la productividad y flexibilidad

Rita González

Por: Equipo DF

Publicado: Miércoles 7 de enero de 2015 a las 05:00 hrs.

Durante el último tiempo hemos venido escuchando opiniones divididas respecto de si nos encontramos en el mejor momento para impulsar la reforma laboral, que el Gobierno envió al Congreso, considerando que la actividad económica no da señales de repunte y que los indicadores reflejan que la desaceleración es evidente, y si estos cambios estructurales generarán o no más incertidumbre de la que ya existe en los círculos empresariales.


Para intentar responder este cuestionamiento, primero debemos tener claro que aparte de los indicadores económicos, también es importante tomar en cuenta las actuales condiciones sociales y culturales del país si las ideas contempladas en la reforma prosperan, apuntando a que las medidas aumenten los índices de productividad y generen más flexibilidad laboral, pero que también se complementen con políticas públicas que permitan ir disminuyendo la desigualdad y con estrategias empresariales de retención y fidelización de talentos.


De acuerdo al estudio de la OCDE que mide el grado de rigidez laboral entre sus países miembros, Chile se sitúa en el sexto puesto del ranking de países más restrictivos en relación al despido de personal con contrato regular y está por encima del promedio de las naciones que componen la Organización. Asimismo, si miramos las cifras de productividad de Chile vemos una baja sostenida durante los últimos años, lo que preocupa si sabemos que esto tiene incidencia en el PIB de una nación. Al buscar una explicación, encontramos múltiples respuestas, sin embargo creo que los factores más relevantes tienen que ver con la escasa inversión en capacitación e innovación al interior de las compañías y a que actualmente las empresas no tienen políticas de retención de talento sólidas.


Creo que el cambio no debe ir por incrementar las horas de la jornada laboral, que en Chile ya son bastantes, sino que por generar una cultura de trabajo por objetivos, implementar una evaluación de desempeño por resultados cuantitativos y cualitativos, además de aumentar la motivación y el engagement. En relación a lo anterior, últimamente en las empresas han venido trabajando estrategias de employer branding o construcción de la marca como buen empleador, lo que implica llevar a cabo una serie de políticas y procedimientos orientados a aumentar la fidelización de los trabajadores y, por defecto, elevar la rentabilidad y los índices de productividad, indicadores clave para el desarrollo y crecimiento de un país.

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