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Columnistas

Un nuevo aniversario del TDLC

El 12 de mayo recién pasado, el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC) celebró su séptimo año de existencia...

Por: Equipo DF

Publicado: Miércoles 18 de mayo de 2011 a las 05:00 hrs.

El 12 de mayo recién pasado, el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC) celebró su séptimo año de existencia. Como es ya costumbre, el presidente del Tribunal dio cuenta de la gestión realizada el último año, mostrando a través de estadísticas y datos duros la buena salud de la que goza dicha institución y, en general, nuestro sistema de libre competencia.

En el solemne acto se aprovechó, además, de presentar el libro La Libre Competencia en el Chile del Bicentenario, editado por el TDLC y el Centro de Libre Competencia de la UC, para lo cual se invitó al Ministro de Justicia, experto en esta materia.

En su discurso, el ministro tocó un tema que me parece central en la ejecución de la política de competencia: la predictibilidad.

En efecto, como en esta materia es inevitable contar con normas generales que describan las conductas ilícitas, pues es altamente ineficiente tratar de encasillarlas en un listado detallado dado que el dinamismo propio de los mercados siempre dejarán dichas normas obsoletas, la experiencia ha demostrado que muchas veces se hace extraordinariamente difícil determinar o anticipar si un determinado comportamiento encuadra o no en el tipo legal.

Son normas, como diría el Ministro de Justicia, “vaporosas” o “jabonosas”.

Este problema, que es altamente desafiante desde el punto de vista profesional para los abogados y economistas que nos dedicamos a esta área, no lo es tanto para los agentes económicos.

Muy por el contrario, a veces ello puede resultar un verdadero obstáculo a la hora de tomar decisiones, lo que -sin duda- afecta la actividad económica y su crecimiento, pues para todos aquellos quienes participan en el exigente mundo de los negocios es esencial tener las reglas del juego claras.

Por esta razón, es tan importante para el país invertir de manera decidida, como se ha hecho en los últimos años, en su sistema de libre competencia, pues serán sus instituciones, particularmente el TDLC, las que a través de sus decisiones mitiguen los riesgos de incerteza que, inevitablemente, conlleva la aplicación de la política de competencia.

En este sentido, se puede afirmar que vamos en la línea correcta. Sin ser autocomplaciente, pues aún queda mucho por hacer en el campo de la predictibilidad, en los últimos años se ha avanzado considerablemente: las sentencias y resoluciones del TDLC son cada vez más fundadas, la FNE ha dictado directrices generales como la Guía para las Asociaciones Gremiales y la comunidad académica ha dado un fuerte impulso a los temas de libre competencia a través de la organización de seminarios, diplomados y publicaciones.

En esta línea, el libro que presentó el Ministro de Justicia en la cuenta pública del TDLC será un valioso aporte, más que por la excelencia y rigor de cada uno de los artículos que contiene, sino porque permitirá que los agentes económicos puedan navegar un poco mejor en las turbulentas aguas de la libre competencia.

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