Tributación e inversión: el debate continúa
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La aprobación en septiembre de 2012 de la reforma tributaria no ha cerrado el debate sobre la materia. Al menos dos de los precandidatos presidenciales han adelantado que formularán nuevas propuestas orientadas a aumentar la carga tributaria de las empresas y los contribuyentes de más altos ingresos o a establecer un régimen más favorable para las pequeñas y medianas empresas.
Un componente central en el debate es la cuestión del nivel adecuado del impuesto a las empresas. Se recordará que en 2011 el gobierno propuso un aumento temporal del impuesto de primera categoría del 17% al 20%, y que éste se mantuvo en la reforma aprobada en 2012. En ambas oportunidades el alza fue objeto de crítica con el argumento de que redundaría en una caída de la inversión, con la consiguiente baja del producto interno bruto y de la recaudación fiscal.
Interesantemente fue entre otros un documento de la OCDE el que planteó el punto de vista opuesto, según el cual el nivel de tributación es sólo uno de los elementos a considerar en las decisiones de inversión, y específicamente en el caso de la minería en Chile habría margen para un aumento de los impuestos.
Cifras recientemente publicadas por el Comité de Inversiones Extranjeras parecen apoyar el punto de vista del documento de la OCDE. La inversión extranjera en Chile en 2011 y 2012 (los dos años en que se ha aplicado el nivel más alto de impuestos) fue en promedio un 121% más alta que en los ocho años precedentes, y en 2012 fue un 62,7% mayor que el récord histórico del país. Chile ha pasado así a ser el quinto país de la OCDE con mayor inversión extranjera per cápita. De paso, el segundo mayor es Australia, donde el impuesto a las ganancias es de 30%.
El aumento del impuesto de primera categoría, lejos de haber ahuyentado la inversión extranjera, ha coincidido con un período de auge sin precedente. Ello confirma que el inversionista internacional serio y económicamente sofisticado toma en cuenta el clima de inversión en su conjunto. Chile es evidentemente atractivo a ese respecto, lo que crea espacio para aumentos de los niveles tributarios sin desalentar la inversión extranjera.