Trabajadores y jefes prefieren los pagos navideños a las fiestas
Emma Jacobs
- T+
- T-
Emma Jacobs
¿Las grandes juergas anuales son cosa del pasado? Ese es el caso este año del estudio de abogados RPC, que decidió abandonar sus tradicionales fiestas navideñas en todas las oficinas del Reino Unido. A medida que el trabajo remoto se ha ido expandiendo y las modalidades de trabajo híbridas se han convertido en la norma, los gerentes dicen que cada vez resulta más difícil encontrar lugares y fechas para reunir a todo el mundo, sobre todo en esta época de calendarios festivos repletos. En su lugar, organizarán encuentros de equipo.
Los confinamientos obligaron a las compañías a encontrar formas creativas de que el personal se reuniera virtualmente y de recompensarlo por trabajar en tiempos difíciles. Catas de vino en línea, confección de coronas y concursos sustituyeron a las reuniones festivas. Pero incluso tras el levantamiento de las restricciones, algunos empresarios han seguido evitando las fiestas de toda la compañía.
“Si se hacen bien, los eventos de las compañías pueden levantar la moral. Un reciente trabajo de investigación prescribía los ingredientes festivos en términos más bien académicos: ‘Un discurso de un gerente, y bebidas alcohólicas y no alcohólicas para aumentar la felicidad’”.
Toucan Telemarketing, una compañía británica propiedad de sus empleados, decidió este año suspender las fiestas navideñas -incluyendo su cena anual en un bar local- en favor de vales. La compañía lo sometió a votación y, en lugar de una fiesta, los empleados eligieron vales que los ayudarán a pagar la cena de Navidad en casa. A esto hay que sumarle una bonificación.
La pandemia, dice Paula Bates, directora general de la compañía, obligó a los empresarios a reconsiderar tradiciones que se habían convertido en rutina. Antes de los confinamientos, “no habríamos tenido opción. Habríamos celebrado una cena y una fiesta de Navidad”. Pero la compañía sigue organizando eventos durante la temporada, como el amigo secreto y jornadas de repostería.
La cancelación puede resultar contraproducente. Un gerente dice que su decisión de prescindir de un evento formal debido al difícil entorno empresarial ha provocado el descontento del personal. “Me han pintado como un personaje parecido al Grinch”, afirma, y las quejas le han causado “noches de insomnio. Parece algo tan trivial y sin importancia en el gran esquema de las cosas”.
Pero no se trata solo de la fiesta: en un entorno de trabajo híbrido, el personal busca ocasiones para relacionarse con sus colegas. El gerente cree que quejarse de la falta de una fiesta se ha convertido en “una válvula de escape para que la gente se desahogue; a menudo, el verdadero problema no es la fiesta de Navidad en sí, sino agravios más profundos, sobre el salario, la cultura organizativa, entre otros”.
Si se hacen bien, los eventos de las compañías pueden levantar la moral. Un reciente trabajo de investigación prescribía los ingredientes festivos en términos más bien académicos: “Un discurso de un gerente, y bebidas alcohólicas y no alcohólicas para aumentar la felicidad”. El consumo excesivo de alcohol y el comportamiento inadecuado tendían a mermar los ánimos, continuaba el documento. El año pasado, un tribunal francés confirmó el derecho de un consultor a faltar a los eventos sociales de su compañía, tras ser despedido por no participar en ellos. Los eventos, según la sentencia, incluían “alcoholismo excesivo” y “promiscuidad, intimidación e incitación a diversos excesos”.
Sarah Harrop, socia de asuntos laborales del estudio de abogados Addleshaw Goddard, asegura que, aunque este tipo de litigios ha amedrentado a los empleadores, a menudo se exageran los riesgos. Unas simples medidas paliativas pueden proteger al personal. “También es sensato fijar un punto final que no sea demasiado tarde y asegurarse de que las actividades no se basen simplemente en el consumo de alcohol”, añade.
Liz Taylor, presidente ejecutiva de la empresa de organización de eventos Taylor Lynn Corporation, dirigió su compañía en un período difícil durante la pandemia. “Ha sido duro”, reflexiona. “Las fiestas corren por nuestras venas”. Este año, volver a la normalidad significó cancelar la fiesta de su propia empresa para atender el evento de un cliente. En lugar de posponer la velada navideña, le dio vales al personal.
El año pasado, el personal de Novos, una agencia de comercio electrónico propiedad de sus empleados, votó a favor de redistribuir el presupuesto de la fiesta como bonificación. “La crisis del costo de la vida había causado estragos”, dice Antonio Wedral, cofundador. Aunque respetaba el resultado de la votación, le preocupaba que los empleados se perdieran el aspecto social. “Estamos trabajando de forma híbrida, así que compartir un poco de diversión juntos habría ayudado mucho a la moral”.
Este año, Novos celebrará una fiesta como es debido. Wedral dice que “la respuesta de la mayoría fue que les gustaría hacer una”.