Sustentabilidad, públicos y Metaverso
Carmen Gloria Larenas Directora general Teatro Municipal de Santiago
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Carmen Gloria Larenas
Hace una semana, representantes de teatros iberoamericanos nos reunimos para la conferencia anual de Ópera Latinoamérica (OLA), esta vez junto a su símil español, Ópera XXI. Un tema que resultó particularmente atractivo en las conversaciones fue la crisis medioambiental y el rol de las organizaciones culturales en mitigar los impactos que produce su actividad, así como el propósito de alcanzar un desarrollo sostenible.
La ONU publicó un informe sobre la urgencia de activar las medidas que permitirían contener, en parte, los efectos del cambio climático, y la sola respuesta a la pregunta de cómo incorporamos políticas de reducción de la huella de carbono en los teatros, por ejemplo, marcaría una revolución y alteraría las lógicas de gestión que hemos sostenido hasta ahora. Tomarían otra óptica los intercambios, los traslados de las agrupaciones artísticas, intérpretes y orquestas, así como las co-producciones.
“La huella de carbono de un espectáculo en el Metaverso, ¿es superior o inferior a la de una gran producción de ópera realizada en colaboración por dos o tres teatros?”
¿Podemos volver a pensar igual que antes de la pandemia? Podemos, pero no debemos. La ópera y los teatros del futuro vivirán una adaptación en tal sentido. Es posible que esta conlleve una revisión de las curatorías o la manera en que abordamos y leemos creaciones clásicas (si somos optimistas, es un campo nuevo para teatros y creadores).
Por otra parte, desde el vínculo con las personas y las comunidades, adquiere una relevancia determinante definir una relación con el medioambiente: estudios muestran que las personas valoran a las organizaciones que tienen una preocupación por estos temas. Existe, en efecto, un amplio abanico de audiencias globales, pero la gestión de su fidelidad plantea desafíos para los contenidos de producción. También se constata -en estudios recientes de la agencia Índigo en Reino Unido y WolfBrown en Estados Unidos- que debemos asumir que una generación de públicos no volverá a los teatros o bien mantendrá su renuencia a volver, a causa de la pandemia. Algunos estudios cifran ese porcentaje en un 14%.
Para encontrar un equilibrio en esta realidad post pandemia se hace necesario fortalecer el trabajo con los públicos locales, de proximidad, quienes habitan en los territorios y entornos en los que se emplazan los teatros. Y es una labor que conlleva innovar o revisar la óptica con que venimos trabajando con los públicos.
Por otra parte, y aun cuando no hay consenso respecto de la huella de carbono de los proyectos digitales, en el marco del Metaverso, vale la pena detenerse e ir más lejos. ¿Cómo estamos pensando nuestro lugar dentro de esas experiencias inmersivas? ¿Generaremos óperas inmersivas digitales? ¿Estas experiencias podrían sustituir la disyuntiva que impone el control de la huella de carbono? ¿Cuál es la huella de carbono de un espectáculo en el Metaverso: superior o inferior a la que generaría una gran producción de ópera realizada en colaboración por dos o tres teatros?
La sostenibilidad y sustentabilidad de un teatro de ahora en adelante no radican únicamente en la gestión de recursos o en la eficiencia de administración de estos; parecen estar más ligadas con la resonancia y valoración que encuentra entre colaboradores y públicos.