Desarrolle su visión ambiental
El dinero habla. En ocasiones, la mejor manera de convencer...
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Richard Branson
El dinero habla. En ocasiones, la mejor manera de convencer a los líderes empresariales de reconsiderar su enfoque centrado en las utilidades y en su lugar tomar en cuenta el bienestar de sus empleados, de su comunidad y de su medio ambiente, es hablar sobre lo que su enfoque en el dinero les está costando.
La gran noticia es que las compañías que hagan lo correcto crearán empleos, ahorrarán dinero e empujarán a nuestra sociedad hacia una forma de vida que es mucho más armoniosa con la naturaleza y más próspera para todos.
En los años 90, la compañía de alfombras de Ray Anderson, Interface Inc., en Atlanta, estaba obteniendo una utilidad saludable vendiendo alfombras a clientes como oficinas corporativas, centros comerciales y hoteles. Luego algunos clientes empezaron a hacer preguntas poco familiares: ¿Qué está haciendo Interface por el medio ambiente? ¿Qué hay en una alfombra? ¿Es orgánica? ¿Agravará mis alergias? ¿Nos intoxicará a mí o a mis hijos?
Ray no tenía las respuestas, lo cual le preocupó. Su compañías podría perder proyectos ante sus competidores.
Otros en la compañía propusieron crear un equipo de trabajo para encontrar las respuestas. “Grandioso”, dijo Ray. “Háganlo”. Hubo un inconveniente: querían que Ray lanzara el proyecto con un discurso sobre su visión ambiental.
Pero Ray no tenía una visión ambiental. ¿Qué diría? “Interface obedece la ley. Interface cumple”. Luego un libro llegó a su escritorio: “The Ecology of Commerce”, de Paul Hawken. Para Ray, fue una revelación. Hawken explica que la biósfera está en declive, y la industria es el principal culpable debido a la forma en que extrae recursos y los usa para producir productos que, tarde o temprano, terminan en un relleno sanitario. Y que sólo la industria puede encontrar las soluciones a este problema.
Ray pidió a su equipo que auditara toda la cadena de suministros de la empresa, y se enteró de que sus fábricas y proveedores extrajeron y procesaron más de 600 millones de kilos de material en 1995 para que pudieran vender US$ 802 millones en productos. Cada año, Interface era responsable de más de 2.400 millones de litros de agua contaminada, más de 700 toneladas de gases tóxicos y 63.000 toneladas de bióxido de carbono. En los tres años y medio posteriores, Interface redujo su desperdicio mundial en 40%. Esto ahorró a la compañía US$ 67 millones, que pagaron el resto de la revolución de Interface.
Ray convirtió a su compañía en un precursor ambiental al encontrar brillantemente una manera de medir la huella ecológica de su empresa. Añadió los costos a su hoja de balance; renglones que en general se preferían ignorar. Como lo señaló en su libro “Mid-Course Correction”: “Definimos desperdicio como cualquier costo que se suma a un producto y que no produce valor para nuestros clientes”. Además, explica, “nuestra definición de desperdicio incluye no sólo material de baja calidad y retazos; también significa cualquier cosa que no hagamos correctamente la primera vez: un envío mal remitido, una factura con el precio equivocado, una deuda mala, etc.”
Interface dice que hasta 2010 había reducido el uso de energía por unidad de producto en 43%, y 30% de la energía que utiliza proviene de fuentes renovables. El uso de agua por unidad de producto ha declinado en 82%, y 40% de las materias primas que usa para producir una alfombra proceden de fuentes recicladas y bio-basadas.
Interface ahora sabe exactamente qué está haciendo por el medio ambiente. Y, como es regularmente el caso, la compañía está creando una base de clientes y sus utilidades están aumentando en consecuencia.
El mundo perdió un líder visionario cuando Ray Anderson murió en agosto de 2011. Los emprendedores que quieran marcar una diferencia deberían considerar seguir adelante con la gran labor que él inició.