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Columnistas

Repatriación de capitales: oportunidad para el país y una señal cuestionable

Se ha señalado a través de la prensa que existe consenso entre un grupo de parlamentarios de la Alianza y de la Concertación y del propio gobierno para permitir la repatriación de capitales no declarados al país...

Por: Equipo DF

Publicado: Miércoles 10 de agosto de 2011 a las 05:00 hrs.

Se ha señalado a través de la prensa que existe consenso entre un grupo de parlamentarios de la Alianza y de la Concertación y del propio gobierno para permitir la repatriación de capitales no declarados al país. Se habla de cifras estimadas y no confirmadas de US$ 20 mil millones a US$ 30 mil millones. Para motivar el ingreso y reconocimiento de dichos capitales se les cobraría una tasa de impuestos por una sola vez entre 5% y 10%, muy inferior a la tasa de impuestos a la renta actual, amén de las multas e intereses que correspondería cancelar por la no declaración y pago en el momento que dichas rentas se generaron. Se generarían ingresos al erario nacional por una sola vez en torno a los US$ 1.000 millones y US$ 1.500 millones. Si además asumimos una rentabilidad de dichos capitales de un 5% al año, se podrían generar ingresos anuales permanentes en el impuesto de la renta en torno a US$ 200 millones a US$ 300 millones.

Los beneficios económicos para el país son incuestionables, ya que no sólo se generarán ingresos adicionales tributarios, sino además dichos dineros entran en la economía profundizando el mercado de capitales, generando a su vez mayor ahorro e inversión, trabajo y, por lo tanto, riqueza a la sociedad. También los son para los propietarios de dichos capitales, quienes podrán transparentar dichos fondos y disponer de ellos en forma libre para invertir y consumir. Cabe destacar que inversionistas con recursos financieros no declarados están cada vez mas expuestos a que las agencias tributarias de sus países los descubran, ya que éstas pueden compartir información. Los paraísos tributarios están restringidos e imposibilitados de acceder a los mercados financieros más desarrollados si no cumplen con estándares de transparencia en el origen y propiedad de los fondos.

Existen, sin embargo, elementos que deben ser bien evaluados de manera que esta iniciativa no desvirtúe los beneficios para el país. Primero, se debe tener en consideración que dichos recursos pueden provenir de actividades ilícitas y, por lo tanto, debe haber total transparencia en el origen de ellos y coordinación con las autoridades responsables del control y el combate contra el lavado de dinero para poder perseguir las responsabilidades penales de quienes aprovechen indebidamente dichos capitales, sea como personas naturales o a través de sociedades. Un segundo elemento no deseado es el efecto que puede generar en el tipo de cambio un ingreso masivo de capitales, lo que requerirá determinar plazos e incentivos para la postergación del ingreso al mercado de capitales local independiente de que sean reconocidos para efectos legales y tributarios al momento de su declaración. 
Soluciones de este tipo se han realizado en innumerables oportunidades y en diferentes países a lo largo de la historia, en algunos casos con resultados exitosos y en otros muy limitados. Una condición básica es que en el país receptor exista estabilidad institucional. Por el contrario, existirá un incentivo por mantenerlos fuera como un seguro frente a la inestabilidad del país. Casos recientes fueron los realizado en Italia que permitió repatriar cerca de 50.000 millones de euros y Grecia que logró 20.000 millones de euros, un 10% de su Producto. También lo hicieron en la década pasada Bélgica, Alemania, México y Portugal.

No se puede dejar de mencionar la señal que entrega este tipo de políticas a la sociedad. Es, sin duda, moralmente cuestionable que la repatriación de capitales sea incentivada con tasas de impuestos menores a las que los ciudadanos con sus capitales formales en Chile debieron cancelar. Quizás un argumento que sostenga este tipo de políticas es que se haga sólo por una vez, por un período acotado y que coincide con el cierre de una etapa del país en la cual se ha logrado después de un proceso complejo -que en parte dieron origen a la emigración de capitales- un consenso social con estabilidad política y económica.

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