Promesas de reactivación: para todos, no unos pocos

Alejandra Mustakis

Hace algunos días, Bloomberg aseguró que Chile está recuperando su puesto como el país más seguro para invertir dentro de Latinoamérica. Según la agencia, Chile cuenta con una mayor estabilidad relativa cuando se nos compara con otros miembros de la región, lo que ha hecho que el riesgo país llegue a su nivel más bajo en ocho meses. Además, las perspectivas económicas comenzaron a mejorar gracias a varios factores internacionales, entre ellos el alza en el precio del cobre tras la reapertura de China post pandemia, lo que ha permitido frenar la inflación y dar impulso al peso nacional.

Pero una cosa son los pronósticos y otra muy distinta es la realidad. Está muy bien recuperar las buenas perspectivas económicas ante los ojos del mundo, pero más que alegrarnos sobre supuestos, vale la pena preguntarse qué estamos haciendo en la práctica para ser un país atractivo más allá de los factores externos. Porque si se trata de compararnos con vecinos que coyunturalmente están con mayores problemas que nosotros, no necesariamente significa que estemos mejorando.

“¿Están las grandes empresas chilenas interesadas en invertir en mipymes como parte de una estrategia donde puedan crecer todos los actores?”

¿Estamos viviendo realmente una reactivación del mercado? Si es así, ¿cómo influye esto en el comercio de las medianas, pequeñas y microempresas que representan el 79,2% de las sociedades en Chile? Y lo más importante, si nos alegramos de que compañías extranjeras puedan venir a invertir a nuestro país, ¿qué está haciendo el sector privado local en este sentido? ¿Están las grandes empresas chilenas interesadas en invertir en mipymes como parte de una estrategia donde puedan crecer todos los actores?

Porque de eso se trata finalmente: si vamos a progresar, la idea es que podamos hacerlo todos y no sólo unos pocos. Si las grandes firmas reciben montos millonarios de inversión, la visión macro debería ser fomentar el crecimiento económico local y contribuir a generar empleo y oportunidades de negocio para los emprendimientos más pequeños, lo que a su vez puede ayudar a fortalecer la economía a nivel nacional.

Además, en esta ecuación estratégica no podemos olvidar un importante factor: trabajar unidos trae beneficios para ambos mundos. Las PYME suelen ser más flexibles y ágiles que las grandes empresas, lo que les permite abordar los problemas de una forma más innovadora y creativa. Al trabajar con actores más pequeños, las organizaciones pueden beneficiarse de estas facultades y obtener nuevas ideas para mejorar sus propios productos o servicios, lo que a la larga ayudará a fortalecer la ventaja comparativa de nuestra marca país.

Por último, está el factor medioambiental y social. Las grandes empresas pueden mejorar su reputación y fortalecer la relación con sus clientes al trabajar con PYME que tienen un impacto positivo en la comunidad local y en el medioambiente.

Espero que los buenos pronósticos se concreten durante 2023, pero siempre teniendo claro que cuando hablamos de Chile no nos referimos al bienestar de unos pocos, sino al mayor alcance posible dentro de las empresas, los emprendedores y la sociedad en general.