Erróneamente se pensaba que los problemas de la Unión Europea (UE) habían terminado, y a su vez que el incendio había sido exitosamente extinguido por otro banquero central.
Primero aparece Beppe Grillo en Italia, quien amenaza desafiar al establishment mediante un poderoso discurso antieuropeo. Con un creciente apoyo popular reniega tener que ahogar al ciudadano común con un alto desempleo e importantes impuestos, todo en pos de pagar las cuentas a los socios del norte.
Y luego resurge un problema de solvencia en el socio más pequeño. Chipre, una isla más cercana al Medio Oriente que a Europa, donde los idiomas son el turco y el griego, con una población de un millón de habitantes y una superficie minúscula. Un país caracterizado por un creciente turismo y un sector bancario muy relacionado en parte a la economía griega y, por otro lado, a inversionistas rusos.
Chipre había sido rescatado primeramente en 2012 por un monto insignificante y como es natural e inevitable ya requería nuevamente de fondos. Pero esta vez la Unión Europea ha condicionado a que los depositantes contribuyan al pago de la fianza, lo cual ha generando un terremoto de proporciones en el Euro y algunas bolsas. La razón de tal error del gobierno europeo ha sido fundado primero en que Chipre es un importante depositario de ciudadanos rusos de alto patrimonio, y al salvar a su banca se estaría implícitamente rescatando a ciudadanos no europeos, por ello tal requisito.
La segunda razón es que el principal girador de cheques enfrenta importantes elecciones este 2013. Y es que Angela Merkel no quiere aparecer frente a los votantes alemanes como alguien dispuesta a evaporarles sus ahorros en pos de seguir subsidiando gratuitamente a Europa.
Chipre acudió a Rusia para solicitar ayuda sin éxito, por lo que no hubo más remedio que llegar a un acuerdo con la Unión Europea que se tradujo en un recorte a los depositantes y la disolución de instituciones financieras. Con ello, el proyecto del euro se ve amenazado al sentar precedente que los depositantes pueden perder, ello aunque las autoridades europeas digan de que se trate un caso aislado. Sólo los ingenuos lo creerán y de facto el mercado no demostró creerlo haciendo bajar al euro y sus bolsas un día después.