Pensiones: sin entramparnos
El camino es llevar el aumento de la tasa de cotización de 6% al ahorro individual y buscar otros mecanismos con financiamiento fiscal transitorios para ir en ayuda de los pensionados actuales que más lo requieran.
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Ingrid Jones
Cuando una persona se pensione y quiera saber cuál es su tasa de reemplazo, tendrá varias alternativas en función del ingreso que considere y si incluye o no los meses en que no cotizó. De todas maneras, independiente de cómo la calcule, la pensión será reflejo de su historia laboral, de cuánto cotizó, sus lagunas previsionales y su trayectoria salarial, sumado a otros factores.
Es un hecho que la tasa de contribución no ha sufrido variación desde la creación del sistema (mientras que en la OCDE es de 18%) y que las remuneraciones promedio de quienes contribuyen, considerando el tope imponible, han crecido 2,4% anual promedio los últimos 10 años.
Y aquí es cuando los años cotizados adquieren mayor relevancia, pues mientras más años se cotiza, más son los recursos que deberán rentabilizarse. La rentabilidad es fundamental para hacer crecer los ahorros. Un 1% más de rentabilidad de los fondos durante toda la vida laboral se traduciría en un 25% más de pensión. Y no lo dicen las administradoras de fondos de pensiones, lo dicen estudios como el de Valdés y Benavides (2018).
Adicionalmente, hoy la expectativa de vida de hombres y mujeres es casi 9 y 10 años más alta, respectivamente, que al inicio del sistema de capitalización individual. Mientras que más de la mitad de los países de la OCDE aumentarán las edades de jubilación en los años que vienen, la reforma que se discute actualmente perpetúa las edades actuales.
Por otro lado, que las tasas de reemplazo sean más altas al incluir la PGU no es una deficiencia del sistema, es la razón por la que los sistemas de pensiones tienen sistemas solidarios o universales, que entregan pisos mínimos, disminuyendo la pobreza en la vejez. En efecto, desde la creación del pilar solidario a la fecha, la pobreza de los mayores de 60 años ha disminuido de 16,3% a 3,1%. Sobre la PGU se suma la pensión autofinanciada con el ahorro individual. Por eso es que el ahorro en las cuentas individuales es fundamental, por lo que una de las medidas que se deben tomar hacia el futuro es aumentar la formalización laboral.
Es necesario no perdernos ni entramparnos en el debate. Han surgido, sumándose a la reforma original, algunas soluciones teóricas de gran complejidad y de difícil implementación, y los efectos en el monto de las pensiones dependerán frágilmente de su diseño, pudiendo poner en riesgo la sostenibilidad financiera del sistema en su conjunto. ¿Vale la pena experimentar con el sistema de pensiones, habiendo fórmulas más eficientes y certeras?
No. El camino es llevar el aumento de la tasa de cotización de 6% al ahorro individual y buscar otros mecanismos con financiamiento fiscal transitorios para ir en ayuda de los pensionados actuales que más lo requieran. Tal como han mostrado las tasas de reemplazo del estudio encargado por el Gobierno, los pensionados de los primeros quintiles tienen tasas más altas que los de clase media, por lo que es este grupo donde hay que priorizar los recursos y donde debe estar el foco de la reforma.
Ingrid Jones
Economista Libertad y Desarrollo