Pensiones, mentiras y un video
Tomás Flores Economista, Libertad y Desarrollo
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Tomás Flores
El título de esta columna está inspirado en la película “Sexo, mentiras y video” (1989), dirigida por Steven Soderbergh y que tuvo un discreto éxito al inicio de los noventa.
En los tiempos actuales tenemos un proyecto de ley de pensiones, el tercero de los últimos años, que parece destinado al fracaso, al igual que los anteriores, en un contexto en donde la expectativa de vida sigue subiendo y la necesidad de incrementar el ahorro es apremiante, pero en donde también las líneas rojas de la ideología se siguen repitiendo. “Ni un peso más a las AFP”, señalaba la ex ministra del Trabajo Alejandra Krauss, confundiendo los ahorros previsionales con la cotización pagada. Ese discurso, con algunas variantes, se sigue repitiendo hasta el día de hoy.
Las mentiras, en tanto, en el actual debate se han incrementado, profusamente diseminadas a través de las redes sociales: “Cuando las personas quieran retirar lo ahorrado se darán cuenta que no existen ese dinero en la AFP”; “Las AFP se quedan con el dinero de los jubilados”; “Las pensiones se calculan suponiendo que todos los jubilados viven hasta los 110 años”, entre varias otras.
“Si el proyecto de ley de reforma previsional no convence ni a la coalición de gobierno y las mentiras no parecen dar resultados, es mejor reemplazar la votación del Senado por la movilización social. ¿Qué podría salir mal?”
Estas mentiras han sido de tal difusión que en una sesión de la comisión en la Cámara de Diputados donde asistieron expertos invitados como David Bravo y Guillermo Larraín, los parlamentarios preguntaron justamente eso, recibiendo respuestas certeras que daban cuenta de la falsedad de esas aseveraciones, ya que las AFP no se quedan con el dinero excedente, sino que lo entregan en herencia a la familia del principal. Asimismo, la expectativa de vida de los hombres y mujeres es de 86 y 91 años respectivamente, debiéndose procurar el evento en que se superen dichas cifras de acuerdo con lo mandatado por la Superintendencia de Pensiones.
Así, lo único que faltaba era un video y en la práctica hay varios, pero la entrevista de la avezada periodista Constanza Santa María a la diputada comunista Alejandra Placencia se lleva el premio mayor. No sólo por las nuevas mentiras que la parlamentaria trata de explicar, sino porque devela con mayor precisión el objetivo final de la autoridad, que es desmantelar el sistema previsional privado y que el monopolio estatal, bajo control político, se haga cargo de las pensiones.
En este video la diputada comunista realiza dos afirmaciones: la primera es que “Las AFP se quedan con las rentabilidades de las inversiones” y la segunda es que bajo control estatal las inversiones se realizaran a un menor riesgo y “el menor riesgo generará mayor rentabilidad”. Entiendo que lo absurdo a veces inhibe la respuesta, pero ante el torbellino de mentiras es inexcusable responder. Lo cierto es que la rentabilidad que generan las inversiones realizadas por la AFP se transfiere íntegramente a la cuenta del trabajador y, de hecho, es esa rentabilidad lo que explica que el fondo tenga recursos que más que duplican lo aportado por el trabajador. La rentabilidad ha cumplido con su tarea.
El segundo juicio probablemente conmocionó el mundo de las finanzas, en donde la correlación positiva entre riesgo y retorno ha sido estudiada por décadas, y no desmentida hasta ahora. Por lo cual, una de dos: el juicio de la diputada comunista es la vertiente de una revolución conceptual; o bien es sólo una simple frase antojadiza. Usted juzgue.
Por último, si el proyecto de ley no convence ni a la coalición de gobierno y las mentiras no parecen dar resultados, es mejor reemplazar la votación del Senado por la movilización social. ¿Qué podría salir mal?
Creo que todo saldrá mal, como ocurre en la película de Soderbergh, y que será el tercer fracaso de una reforma de pensiones.