¿Ahorro y crecimiento versus felicidad y consumo?
En mi columna del mes pasado señalé que la carga tributaria no se distribuye de manera equitativa en Chile.
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Paul Fontaine
Los motivos de la inequidad en la carga tributaria son primero la alta tasa de impuestos que pagan los empleados de altos ingresos (40%), y la baja tasa que pagan las empresas (17%); segundo la elusión o evasión tributaria de muchos empresarios e independientes. Por ello sugerí nivelar la cancha bajando el impuesto máximo a las personas a 25%, y subiendo el impuesto a las empresa a 25%, dejando exentas de pago impuesto las primeras 20.000 UF de reinversión de utilidades de cada empresa. En esta columna analizaré el origen de las desigualdades tributarias de Chile y sus impactos.
La génesis de la inequidad está en una filosofía mal entendida de incentivo al ahorro, que premia al 1% de mayores ingresos del país que concentra el 80% del ahorro y riqueza privada. En efecto, ciertos economistas que diseñaron las políticas tributarias vigentes consideran que el fin de una sociedad es el desarrollo mismo. Yo cuestiono este supuesto o dogma, ¿son más felices los chinos y japoneses que ahorran más o los griego, italianos, o americanos que gastan más? Estos economistas consideran que una sociedad debe ahorrar lo más posible para de esta manera invertir y crecer mas. La forma natural de promover más ahorro e inversión es incrementando los ingreso netos de impuesto de los más pudientes dado que estos presentan una mayor propensión al ahorro por tener satisfechas más necesidades, incluidas todas las básicas. Es decir si se incrementa en $ 10.000 mes los ingresos de un persona rica, ahorrará un gran proporción de estos, en cambio una persona pobre los gastará casi en su totalidad.
Mi problema con la premisa que indica que más ahorro es mejor radica justamente en la inequidad que conlleva. Sólo si el Estado es el que ahorra, todos lo chilenos a la larga recibirán los frutos del menor consumo presente. Incrementar el ahorro privado necesariamente implica bajar el consumo de los más pobres hoy, e incrementar sustancialmente el de los más pudientes a futuro. En Chile, el 50% más pobre de la población gana menos en su conjunto que el 1% más rico. Este 50% de la población no tiene capacidad de ahorro voluntario, ya que el valor de su consumo presente es alto -sólo ahorran forzosamente en sus AFP y vía compra de viviendas sociales. El costo alternativo del ahorro es generalmente peor educación, alimentación, abrigo y salud de sus hijos. Este segmento de la población prácticamente no consume bienes suntuarios. En cambio, el incremento de ingresos del 1% más rico prácticamente no afecta sus hábitos de consumo. Las personas de altos ingresos simplemente ahorramos más al tener más renta liquida, no bajan consumo.
En Chile, los empresarios pagamos una tasa de impuestos máxima de sólo 17% de nuestras rentas. Además, podemos dejar exentas de tributación gran parte de nuestras ganancias de capital, que por cierto muchas veces superan las rentas. Están exentas las ganancias de capital las acciones que transan en bolsa, bienes raíces, pertenencias mineras, etc. Afortunadamente, ciertas medidas como limitar el beneficio del DFL2 y los depósitos convenidos fueron acogidos por el Ejecutivo. Sin embargo, aún persisten demasiados incentivos al "ahorro" de los más pudientes que deben ser abolidos si queremos una sociedad más justa. A mi modo de ver, el más importante es gravar toda ganancia de capital como si fuera renta. También se debiera eliminar los Fondos de Inversión Privados que permiten a sus aportantes invertir y ganar dinero sin pagar siquiera el 17% de impuesto de primera categoría.
El fin último de una sociedad es que ésta sea más feliz; lo cual no necesariamente coincide con una sociedad que ahorra e invierte más. En los cursos de economía 1 se enseña que el consumo da bienestar, no el ahorro. Muchos de los economista que idearon las políticas tributarias de fomento al ahorro lo olvidaron. Los ricos consumen lo mismo independientemente del ahorro del país, y los pobres menos si el país ahorra más. Por ende, los ricos serán igual de felices, y los pobres del presente menos felices si fomentamos el ahorro privado. ¿hasta cuándo sacrificamos a las generaciones del presente so pretexto del crecimiento y bienestar del futuro?