Muchos de los que hace unas semanas reprochaban el contenido de un intercambio de emails entre los cardenales Ezzati y Errázuriz, nada dijeron sobre el delito de violación de correspondencia privada. Hoy, esos mismos rasgan vestiduras por la filtración de una foto tomada a un diputado en el congreso, revisando su celular ¿En qué quedamos? ¿Lo segundo es un crimen y lo primero no? De hecho, a decenas de parlamentarios les han sacado fotos en la misma situación. Incluso lo alientan. Lamentable el doble estándar para juzgar situaciones similares. Si es grave la violación de correspondencia privada, en que hay robo de claves o manipulación de computadores y servidores. Eso es a todas luces un crimen. Y no hubo la misma severa condena de quienes ahora ponen el grito en el cielo por la publicación de una foto a un diputado en un foro público como es el Congreso Nacional.
Pero, así y todo, lo segundo también bordea lo delictual. En todos hay una "expectativa razonable de protección de la vida privada", como leo en una carta en un diario. Pero, quienes detentamos un cargo o tenemos figuración pública, debemos hacernos a la idea que estamos expuestos a un escrutinio mayor que el resto de la ciudadanía; que nuestros movimientos pueden -literalmente- ser fotografiados o grabados. Si a tantos les gusta que les saquen fotos cuando están trabajando, haciendo deportes, conversando, leyendo, rezando ¿por qué molestarse cuando no es así? Seamos honestos: muchos buscan cámara a como dé lugar, pagan a periodistas para que los sigan en sus actividades, los fotografíen cuando saludan a la gente, están en reuniones, tomando un café o trotando en el parque ¡Y está bien! No hay nada de malo en eso. Pero no nos quejemos si luego esos mismos periodistas nos persiguen en lugares públicos cuando ya no nos interesa. Y ese es el punto: El lugar "público". Vivimos en una vitrina, en un set de televisión. Debemos velar, si, porque los espacios privados, de "la puerta de la entrada de la casa para adentro", se respeten. Pero comprendo que un parque, un foro, el mismo congreso, el hall de espera de un hospital, son eso: lugares públicos.
Es molesto saberse fotografiado sin permiso. Menos que esta foto circule por todos lados. Pero peor sería una suerte de control de estas libertades, que otros determinen qué fotos pueden o no ser tomadas o publicadas si son, insisto, hechas en un "lugar público". Complejo el punto. En fin, a hacerse la idea de que hay que actuar siempre de cara a la verdad, a la luz del día. Y responder por lo que se hace, sin temores.