¿Nuevo Acuerdo del Pacífico?
La suscripción del Acuerdo de Integración Profunda (AIP) entre los gobiernos...
La suscripción del Acuerdo de Integración Profunda (AIP) entre los gobiernos de México, Colombia, Perú y Chile vuelve a poner de relieve el tema de la integración latinoamericana.
¿De qué se trata el nuevo mecanismo? ¿Cuál es su principal novedad respecto a los organismos de integración ya existentes? ¿Qué sucederá con la vigencia de este organismo si cambia el rumbo en Perú luego de la segunda vuelta?
Es difícil a estas alturas hacer un mapa de la cantidad de organismos de integración o de concertación de políticas, que hoy existen en la región. Es un tema para expertos. Pese a ello, el 28 de abril en Lima, a invitación del presidente Alan García, los mandatarios de los países mencionados concurrieron a la firma de un acuerdo, a pocas semanas del fin del mandato del dueño de casa.
Los impulsores del nuevo organismo hablan de sus bondades: se potenciara el comercio de cuatro países, calculado en US$ 5.000 millones hoy. Asimismo, se prevé una mayor integración bursátil, se propiciará la liberalización de comercio, servicios e inversiones y la movilidad de personas. Los cuatro países reúnen 204 millones de habitantes, y generan un PIB de US$ 1,4 billones, el 34% de América Latina. Por cierto , los firmantes aspiran a una presencia conjunta en la otra ribera del Pacifico, inclusive la concurrencia asociada a ese mercado.
Con todo, el acuerdo presidencial es definido como la fijación de una “hoja de ruta” que marcara el camino para una posterior negociación que debiera finalizar en un tratado internacional.En suma, es una fuerte declaración de intenciones.
Pero el mencionado acuerdo también genera preguntas. Al tratarse sólo de una “hoja de ruta”, ¿tendrá continuidad dado el inminente cambio de gobierno en Perú? Si se trata de un acuerdo para acercarse al mercado asiático, ¿no sería más conveniente buscar un entendimiento con los países que ya tienen un fuerte comercio con ellos? ¿Especialmente con China?
Desde Brasil -principal exportador de soya a China junto a Argentina- se comenta sin tapujos que uno de los objetivos del nuevo acuerdo “es ser un contrapunto al poder regional del Brasil y del Mercosur”. Para mayor claridad, Marco Aurelio García, importante funcionario de Brasilia, señaló recientemente en Bogotá que se trataba de un emergente bloque que tendría un carácter más político que económico. García precisamente llevó al gobierno colombiano una invitación a integrarse a Mercosur. Desde otra banda, el dirigente empresarial peruano Humberto Speziani señala que “con México, Colombia y Chile tenemos más o menos el mismo pensamiento en torno a modelo económico”. El economista peruano Carlos Bedoya es más tajante: “El objetivo es propinarle un jaque mate a los esquemas de integración en Latinoamérica que buscan zafarse de la injerencia estadounidense”, en una clara critica a los países integrantes del ALBA.
En suma, la suscripción de este acuerdo muestra algo obvio: en América Latina coexisten diversos modelos de desarrollo, que además se basan en diferentes proyectos políticos. De ahí que algunos observan que lo que tienen en común los países de este acuerdo, es que se basan en fórmulas de centro – derecha. Ello explicaría los guiños a Panamá para que se incorpore. En suma, un acuerdo basado en coincidencias de ideas.
La conjetura sobre el futuro político del Perú es otro elemento que debe atenderse para opinar sobre las posibilidades del nuevo organismo. Que a la fecha es sólo “una hoja de ruta” que ya vivió un antecedente muy similar en los esfuerzos del entonces canciller Alejandro Foxley por impulsar el Foro del Arco del Pacífico.
Un hecho indesmentible eso sí: este acuerdo muestra el interés mexicano de retomar su acercamiento hacia el sur.