La nueva norma que dio a conocer la Superintendencia de Valores y Seguros para las auditoras ya se venía analizando hace bastante tiempo atrás y persigue adoptar las mejores prácticas internacionales para la industria, toda vez que en el último tiempo nuestra profesión se ha visto bastante cuestionada por algunos escándalos financieros.
Prácticamente todas las exigencias son nuevas y afectan principalmente a los socios; se nos pide demostrar capacidad a través de títulos profesionales; demostrar actualización a través de capacitación en Normas de Auditoría y Normas de Contabilidad Internacionales, tener departamentos técnicos que nos regulen internamente, demostrar procedimientos de control interno y de calidad en la práctica profesional, entre otras.
Por otra parte, deberemos demostrar evidencia de horas incurridas por los socios en cada trabajo encomendado, con lo que se busca eliminar el juicio de valor de que muchas veces los trabajos los efectuaban personas sin experiencia y los socios y gerentes tenían poco involucramiento en los encargos. De lo anterior se desprende que las firmas deberán demostrar que están preparadas y tienen recursos y credenciales para enfrentar desafíos de clientes regulados.
Otro punto de esta nueva norma dice relación con la propiedad dado que a lo menos el 50% de la propiedad de la firma deberá pertenecer a socios que suscriben reportes de auditoría. En todo caso, no debiera provocar mayores inconvenientes toda vez que las empresas de nuestra industria (Auditores-Consultores) generalmente tienen más socios de auditoría que de otras áreas. En todo caso, tendremos que verificarlo y adecuarnos a esta exigencia.
Esta es una buena norma que nos obliga a ser más exigentes en nuestra industria y a la vez más cuidadosos en los tipos de trabajo que efectuemos como auditores en nuestros antiguos y nuevos clientes, sobre todo en aquellos servicios que se podrían ver como incompatibles o que afecten nuestra independencia.
La norma afectará positivamente a nuestra industria, toda vez que abre la posibilidad de que otros actores puedan desempeñar auditorías u otros servicios donde el auditor principal se vea imposibilitado a ejecutarlos. Por otra parte, el colocar más exigencias a las firmas de auditores le hace bien a la profesión y nos obliga a ser cada día mejores profesionales, mantenernos actualizados y alertas a los cambios y tener mayores competencias para desarrollar la actividad. En definitiva, es una buena iniciativa que valora la calidad de los servicios de nuestra industria y persigue mejorar la calidad de nuestros trabajos como auditores independientes.