Sir Adrian Cadbury (1929-2015)
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Matko Koljatic
Decía Bernardo de Chartres, un filósofo del siglo XII, que "somos como enanos encaramados en los hombros de gigantes. Podemos ver más lejos que ellos, no por la agudeza de nuestra vista ni por la altura de nuestro cuerpo, sino que porque somos levantados por su gran altura".
Acaba de fallecer en Inglaterra a principios de septiembre, a los 86 años de edad, uno de esos gigantes. Me refiero a Sir Adrian Cadbury, pionero en la formulación de buenas prácticas de gobierno corporativo, cuya contribución ayudó a cambiar para siempre la forma en que son gobernadas las corporaciones.
Nacido en 1929, en el seno de la familia controladora de la compañía de chocolates Cadbury, fue educado en Eton y Cambridge, donde estudió economía y practicó el remo llegando a representar a Inglaterra en las Olimpiadas de Helsinki. En 1952 se incorporó a la empresa de su familia debido a la muerte de su hermano mayor en un accidente en moto, siendo prontamente reconocido como un buen administrador. En 1963 -a los 34 años- fue elegido presidente del directorio de la compañía en preferencia a dos de sus familiares que contaban con más experiencia. Ahí, Cadbury modernizó la empresa, estableciendo una estructura divisional con líneas de reporte más claras.
Por otra parte, buscó la diversificación de productos y geográfica, siguiendo la estrategia corporativa de moda de aquellos años, a través de la fusión con un fabricante de bebidas gaseosas, constituyéndose Cadbury Schweppes. Adrian Cadbury se retiró en 1990 a los 60 años de edad.
Al año siguiente, ante el colapso fraudulento de una de las compañías de medios más poderosas del mundo (Maxwell Communications Corporation) y a instancias del Financial Reporting Council y de la Bolsa de Comercio de Londres, Cadbury presidió un comité al que se le encargó investigar el funcionamiento de los directorios en el Reino Unido ( el "UK Committee on the Financial Aspects of Corporate Governance"). Así es como en diciembre de 1992 el comité emitió un informe y un código de buenas prácticas que ha sido fundamental en la transformación y regulación del gobierno corporativo en todo el mundo.
Las recomendaciones principales del Informe Cadbury –como fue llamado– fueron que (1) los cargos de presidente del directorio (chairman) y de gerente general (chief executive officer) deberían ser separados y recaer en personas distintas, y (2) que los directorios debieran tener directores no ejecutivos de buen calibre y en suficiente número como para tener peso en las decisiones corporativas. Además, se elaboró un código de buenas prácticas al que se invitaba que las compañías cumplieran o en caso de no ser así, explicaran a sus accionistas porque no se hacían efectivas. Muchos países, entre ellos Chile, han regulado los gobiernos corporativos a partir de los principios de esa investigación inicial del comité de Cadbury.
El informe Cadbury provocó incomodidad y críticas en el momento de su emisión, ya que se cuestionaba que personas ajenas a la empresa y por lo tanto desinformadas pudieran contribuir al buen funcionamiento de las compañías. Sin embargo, con el tiempo las proposiciones del informe Cadbury ganaron aceptación y Adrian Cadbury se convirtió en la autoridad mundial más importante en los temas del gobierno corporativo. Fue también el consejero del Banco de Inglaterra con más permanencia en el cargo, retirándose en 1994. Adrian Cadbury falleció el 3 de septiembre de 2015.
Recordar a Cadbury es atingente en momentos en que en los directorios de las sociedades anónimas chilenas están revisando el cumplimiento de la Norma de Carácter General Nº385 de la SVS, un frondoso código de buenas prácticas que en mi opinión contribuirá en muy poco al mejor funcionamiento de los directorios, ya que sus disposiciones se relacionan, en su mayoría, con actividades del directorio superfluas a los resultados corporativos y, por lo mismo, intrascendentes.