Noventa años de la Facultad de Economía y Administración de la UC
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Matko Koljatic
El 6 de febrero de 1924, en los inicios de la rectoría de monseñor Carlos Casanueva, se fundó lo que conocemos hoy como la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Este año se cumplieron, entonces, 90 años de la Facultad, que celebramos hace un par de semanas con una ceremonia en la Casa Central en que se dio un reconocimiento a ex decanos, profesores eméritos y ex alumnos. Pienso que no solo debemos celebrar este cumpleaños quienes pasamos por las salas de clases de la "escuela", como decimos coloquialmente sus graduados, sino que todo el país. Es que la Facultad cambió a Chile y lo hizo para bien.
Los profesores y graduados de la Facultad han dejado huella en el servicio público. En particular, recordemos que a partir de mediados de los '70, Chile pasó de tener una economía controlada y cerrada a una economía de mercado y abierta al comercio global. Ese cambio –impulsado en gran parte por economistas de la UC- abrió el país al emprendimiento y la inversión produciendo un progreso fenomenal. Ello se logró a fuerza de ciencia y coraje. Ciencia, porque las teorías construidas a partir del conocimiento y la evidencia empírica pasaron a ser la base de la toma de decisiones en las políticas públicas del país. Coraje, porque muchas de esas decisiones contradecían la sabiduría convencional que se había construido en base a argumentaciones y opiniones no sustentadas en evidencias. Lo notable es que en esa labor han coincidido egresados que tienen colores políticos muy distintos. Basta mirar la lista de los ministros de Hacienda y de Economía de los últimos 25 años para constatar esta diversidad ideológica en nuestros egresados. Por lo mismo, y contrariamente a la caricatura que habitualmente se hace, ha habido continuidad -no en el "modelo"- sino que en la aplicación del sello característico de la Facultad en la toma de decisiones: un diagnóstico riguroso que permite identificar las políticas y decisiones que darán mejores resultados.
Ese mismo principio –el análisis riguroso de la realidad- es el que ha alimentado la pléyade de graduados que habiendo egresado de nuestras salas de clases se han desempeñado en el mundo privado. La Facultad ha seguido el arduo camino de formar a sus alumnos utilizando las ciencias económicas y de la administración como base de sus conocimientos. Creemos que este es un sello distintivo de la enseñanza en la Facultad y que explica en parte importante los logros de nuestros graduados en el campo empresarial.
Sin caer en la autocomplacencia, es gratificante para quienes somos ya parte de la historia de la Facultad comprobar su posicionamiento actual y, por ende, su proyección futura. Con más de 60 profesores full time, dedicados por completo a la docencia y la investigación y más de 60 profesores part-time, que complementan la mirada académica con la visión y experiencia del mundo laboral externo -en que el 98% de los profesores cuenta con estudios de Postgrado y un 80% de ellos con estudios de Doctorado- la calidad académica de los programas está fuertemente sustentada. Por lo demás, este cuerpo académico se distingue por mantener vivo a través de sus investigaciones el sello que describía anteriormente y que hace que en los rankings internacionales la investigación académica de la Facultad tenga permanentes reconocimientos.
Hay por supuesto muchos desafíos pendientes, que dadas las complejidades del mundo de hoy, pasan primero que todo por fortalecer el discernimiento ético en nuestros alumnos para la toma de decisiones. Súmase a ello la necesidad de fortalecer otros aspectos tales como la internacionalización y la inclusión. Lo que no está en duda, sin embargo, es que la Facultad seguirá formando a sus estudiantes con una exigencia académica del más alto nivel, y continuará estando con su investigación en economía y administración al servicio del país.