Lecciones de una cirugía
Matko Koljatic Profesor Titular Escuela de Administración PUC
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Matko Koljatic
La cardióloga me dijo: “Ud. va a estar operado el próximo año”. Y así fue. A principios de febrero, me reemplazaron la válvula aórtica – por una insuficiencia severa - y de “llapa” me hicieron dos ‘bypass’.
Ya en recuperación, tras pasar por cuidados intensivos y un par de días de hospitalización, estoy haciendo reposo y deberé funcionar varios meses a ‘media máquina’, en tanto se pegan huesos y cicatrizan tejidos. Suena terrible, pero no lo fue tanto, en parte importante por la alegría que da estar vivo, porque las cirugías cardiovasculares son riesgosas.
Ud. se preguntará, ¿qué tiene que ver la cirugía de Matko con una columna en Diario Financiero? Pienso que tiene que ver y mucho. Todo partió con un amigo que me preguntó por WhatsApp si había sacado alguna lección de lo que había vivido. Así es que me puse a pensar para contestarle y obviando temas de mayor trascendencia que no vienen al caso, concluí —dado mi sesgo profesional— que lo que había vivido era un “caso” de management de alto nivel.
Comenzaré con lo obvio: una cirugía obliga al trabajo en equipo. Entre el cirujano cardiovascular, anestesiólogo, enfermeras, técnicos y auxiliares, debo haber interactuado con unas 50 personas durante mi estadía en el hospital. ¿Cómo hacen para que un grupo tan grande funcione bien? El contexto es de alta exigencia y no se pueden cometer errores.
Pienso que la clave de este equipo de alto rendimiento está en tres practicas fundamentales de management: la planificación, los procesos y la comunicación.
Desde la primera conversación con el cirujano se nota que lo que viene está planificado al detalle. Y como en toda buena planificación, hay un Plan B. Los bypass no estaban programados y surgieron de un examen anterior a la cirugía en que se constató un bloqueo parcial de dos de mis arterias. Ello obligó a cambiar los planes iniciales, pero se me explicó paso a paso lo que se haría, cómo serían la operación, la recuperación y las semanas y meses posteriores. En lo que tengo conciencia, lo que ocurrió después calzó completamente con lo planificado.
La segunda práctica es el uso de protocolos. Todo lo que ocurría en mi entorno eran procesos que los miembros del equipo seguían al pie de la letra. Cambiaban los doctores, enfermeros y auxiliares, pero las rutinas eran siempre exactamente iguales.
Finalmente, la comunicación. Ya conté que antes de la operación se me informó en detalle de qué se trataban la operación, la recuperación y los riesgos asociados. Durante las cinco horas y media que duró la cirugía, permanentemente un miembro del equipo mantuvo a mi familia informada de cómo iba todo. Y después nos mantuvieron igualmente informados. Al ser dado de alta, me entregaron copias de los informes que compartía el equipo, donde simplemente estaba todo.
Una reflexión final. Es probable que Ud. tenga que trabajar en equipo. Replique estas tres practicas —planificación, procesos y comunicación— y tendrá buenos resultados al alcance de la mano.