Buenas noticias
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Matko Koljatic
El 2,8% de crecimiento anual que registró el mes de febrero generó cierta satisfacción en el gobierno, destacando que era muy superior al 2,4% esperado por el consenso de mercado. Esta situación es entendible luego que también supera ampliamente el 1,9%, que corresponde al promedio de crecimiento desde marzo de 2014. Las buenas noticias siguieron: la inflación del mes de marzo se ubicó bajo las expectativas, alcanzando un nivel de 4,5% en los últimos 12 meses. No obstante, es evidente que las noticias locales no pueden considerarse positivas. Los niveles de crecimiento e inflación definitivamente no pueden generar un atisbo de alegría, más aún si el gasto fiscal ha permitido sostener el crecimiento a costa de un deterioro de las cuentas fiscales.
De todos modos, se observó una mejora en parte del entorno económico. Nada estructural, pero si al menos una menor aversión al riesgo respecto a lo observado a fines de 2015. Los flujos de capitales retornaron hacia países emergentes desde ya hace algunas semanas y el viaje trajo consigo una ola de optimismo reflejada en la caída de la volatilidad, elevados retornos en el mercado accionario y en instrumentos de renta fija. Esto último producto de la caída del spread, que recuperó parte importante del significativo deterioro observado hacia fines de 2015 e inicios de este año. La liquidez a nivel local también alcanza niveles muy holgados.
Quizás lo más llamativo sucedió a nivel local y es la apreciación del tipo de cambio en términos reales, situación evidentemente liderada por la apreciación del tipo de cambio nominal. El nivel alcanzado se ubica por debajo del promedio histórico y probablemente experimente una disminución adicional cuando se publiquen las cifras definitivas. Todo esto en un contexto donde las condiciones actuales de la economía sugieren claramente que debería estar en un nivel más depreciado. De hecho, en el último IPoM el Banco Central asume como supuesto de trabajo una leve depreciación en el habitual horizonte de proyección.
¿Explica algún fundamento esta apreciación real? Difícilmente es justificable por un aumento en productividad, pese a la nueva agenda lanzada recientemente. El gasto no ha mostrado cambios significativos y los términos de intercambio han mejorado solo en el margen. En este sentido, es muy probable que el nivel actual sea un desalineamiento respecto a lo sugerido por los fundamentos, asumiendo que lo observado hace algunos meses es coherente con el estado de las condiciones económicas actuales, lo que resulta bastante razonable.
Por lo tanto, lo más probable es que en el corto plazo observemos o una nueva depreciación del tipo de cambio nominal que podría volver nuevamente a $700, o una caída significativa en la dinámica inflacionaria o una combinación de ambas, pero que permita depreciar la moneda en términos reales. La realidad de la economía es muy mediocre y no se condice con el reciente movimiento de la moneda en términos reales. Esto pese a que se celebren los últimos datos publicados.