Bolsa chilena y mercados emergentes
Manuel Bengolea Gerente general Octogone Chile
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Manuel Bengolea
En 2018 los instrumentos financieros de países emergentes han tenido malos retornos en general y Chile no ha sido la excepción, a pesar de las evidentes mejoras en perspectivas económicas. La pregunta es si estamos asistiendo a una contracción secular —o mercado bajista— por la desaceleración en ciertos países emblemáticos de la región, o más bien es un ajuste, sano por lo demás, usual en los mercados financieros.
A pesar de que la realidad entre países emergentes difiere bastante, creo que el ajuste actual pareciera ser transitorio. Una de las razones fundamentales para ello es la evolución de la economía china. Es cierto que la posibilidad de una guerra comercial entre Estados Unidos y China sigue latente y amenazante en los mercados financieros. Un deterioro de las perspectivas de crecimiento chino afectaría más que proporcionalmente a los emergentes y mucho al mercado chileno, donde el peso relativo de la nación asiática es significativo. Pero China ha demostrado tener un colchón potente para sostener el crecimiento.
Los mercados financieros emergentes, usualmente un buen barómetro político y económico, exhiben malos retornos en lo que va de 2018, luego de un 2016 y 2017 espectaculares. La pregunta es si los inversionistas han discriminado a los diferentes mercados como un anticipo de lo que sería el impacto de una guerra comercial. Lo que se deduce de los retornos bursátiles es que sí. Sin embargo, es importante señalar que este análisis puede estar sesgado por el efecto petróleo, cuyo precio ha aumentado sostenidamente este año, al contrario de los minerales, que han caído en forma importante en el mismo período. Esto no sucedió en el bienio 2016–2017, cuando todo se movía en la misma dirección.
Por otra parte, la política en Latinoamérica ha sido, y seguirá siéndolo, un elemento importante a considerar en el análisis financiero y económico. Los vaivenes políticos en nuestra región —Chile incluido, luego del gobierno anterior— están muy relacionados al desempeño de sus activos financieros. En efecto, el retorno acumulado en dólares en los últimos 10 años de los índices bursátiles latinos y emergentes global ha sido -22,1% y 32.5%, respectivamente. No es casualidad que los emergentes asiáticos tengan retornos espectaculares en la última década, contra pérdidas en los latinos y europeos (Rusia mayoritariamente), vista la estabilidad política de los primeros.
Si damos por cierto lo anterior, entonces deberíamos centrar más nuestra atención en la realidad política de los países que en la evolución financiera de corto plazo. Por ende, y confiando en que la diatriba contra el comercio exterior del Presidente Trump no pase a mayores por la sólida institucionalidad política de EEUU, es probable que los países emergentes asiáticos continúen su avance, y que por lo tanto los países que se benefician de ello, también lo hagan. Si usted cree en esto, entonces la actual caída de los emergentes será transitoria, y más que una razón para venderlos, el ajuste actual es una oportunidad para aumentar su exposición.
En el caso de Chile, que en dólares ha caído 6.8% (la más notoria de la región), la razón no es política, a pesar de lo que algunos han querido que creamos, y se explica por el aumento de 18% en el precio del petróleo, mientras que en el mismo período el cobre ha caído similar magnitud. Esto también debiera revertirse si usted cree en la electro-movilidad y en la continuidad de políticas macroeconómicas pro-crecimiento.