El dilema del Ministro de Hacienda
Dicen que el Ministro de Hacienda está preocupado porque el proyecto de ley del postnatal aumentará el gasto fiscal en una cifra...
- T+
- T-
Luis Larraín
Dicen que el Ministro de Hacienda está preocupado porque el proyecto de ley del postnatal aumentará el gasto fiscal en una cifra superior a US$ 100 millones al año. Esto ocurre en un contexto en que la economía mundial muestra señales de deterioro que aconsejan mayor prudencia fiscal.
Tiene razón el ministro en estar preocupado por ese proyecto, no sólo por el gasto fiscal, sino porque dificulta las metas del gobierno en materia de creación de puestos de trabajo, ya que la empleabilidad de las mujeres, que tienen una baja tasa de participación en nuestro país (43%), se verá indudablemente afectada por esta nueva legislación. Es una lástima que el excelente trabajo realizado por la comisión que el presidente nominara para estudiar este tema no se haya recogido en su integridad.
El escenario económico externo se ha deteriorado como consecuencia del shock petrolero por la situación política en Medio Oriente y África. Los expertos coinciden en que esto debiera acentuar la tendencia a una mayor presión inflacionaria.
Chile no escapa a este cuadro. Tanto la política monetaria como la fiscal han sido en el pasado reciente claramente expansivas. Se empieza a hablar ya en nuestro país de una inflación de 4% y el Banco Central ha hecho explícita su voluntad de normalizar la política monetaria buscando tasas de interés correspondientes a ese objetivo.
El problema de un cambio de política en esa dirección es el impacto sobre el tipo de cambio. Ya lo estamos viviendo; pese a la intervención cambiaria de principios de enero, de nuevo el peso comienza a apreciarse afectando seriamente la competitividad de vastos sectores de nuestra economía. El precio del cobre no pierde dinamismo, lo que presiona a la baja del tipo de cambio. Frente a ello, algunos piden controles cambiarios, otros ponen sus esperanzas en medidas proteccionistas. Estas políticas, que han fracasado en distintos tiempos y diferentes lugares, le harían un gran daño a nuestra economía.
La receta para contrarrestar esta tendencia es sólo una: moderación del gasto fiscal. El gobierno anunció para 2011 un incremento del gasto fiscal de 5,5%, ligeramente por debajo del 6% que proyecta para el crecimiento del PIB. Dada la subejecución del gasto respecto al presupuesto durante 2010, el porcentaje de aumento del gasto fiscal sería superior al 5,5% (más de 6%) si nada se hace; vale decir crecimiento del gasto fiscal por sobre el PIB.
Esta proyección de expansión fiscal debe corregirse y es necesario anunciar pronto una medida de austeridad fiscal.
Porque el año pasado, la performance del gobierno del presidente Piñera en esta materia fue pobre. El desmedido crecimiento del gasto fiscal, que alcanzó a 7% real, superó largamente el crecimiento estimado del PIB de 5,2%. Se mantuvo así la tendencia del gobierno de la presidenta Bachelet, que sistemáticamente hizo crecer el gasto fiscal por sobre el Producto, incrementando desde 18% a 25% la proporción de gasto público sobre el PIB.
Hasta ahora ni el Ministro de Hacienda ni el gobierno han explicado por qué razón el gasto fiscal se expandió de manera tan brutal el último mes del año 2010. De hecho, pasó casi inadvertido (se anunció cuando la mayoría partía de vacaciones) el hecho que durante diciembre el gasto fiscal fue un 85% más alto que el promedio del período abril-noviembre.
Es imposible lograr eficiencia en el gasto en presencia de aumentos tan desorbitados. La previsible recurrencia al terremoto como explicación para el aumento del gasto fiscal no alcanza a justificar cifras tan excéntricas como las que se ejecutaron en diciembre pasado.
El Ministro de Hacienda se enfrenta hoy a un dilema. Hace unos meses fijó nuevas metas para el gobierno en materia de déficit estructural: 1% del PIB. La evolución del precio del cobre hace aparecer hoy día esa cifra como poco exigente. Pero los problemas del Ministro de Hacienda no están sólo en el mediano plazo.
Si vamos a la coyuntura, convengamos en que si hay algo que el gobierno no puede arriesgar es una buena evaluación de su manejo macroeconómico. Hasta ahora, las buenas noticias que venían del resto del mundo habían ayudado a la economía chilena, que exhibe en el primer año de la administración del presidente Piñera excelentes cifras en materia de crecimiento y empleo. Un deterioro del escenario externo y el riesgo de una mayor inflación en Chile son noticias que el gobierno no debiera estar dispuesto a afrontar de brazos cruzados. Ha llegado la hora de la política fiscal y el Ministro de Hacienda tiene la palabra.