Embarques de esperanza
¿Se pueden embarcar las esperanzas? Al parecer sí, aunque parezca extraño...
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Leonidas Irarrázaval
¿Se pueden embarcar las esperanzas? Al parecer sí, aunque parezca extraño. Hace algunos días, zarpó del puerto de Miami, con destino a La Habana, el pequeño carguero “Ana Cecilia”. Tiene sólo 90 metros de eslora, pero va cargado de alimentos y otro tipo de ayuda humanitaria, así como encomiendas de los cubanos residentes en Florida para sus parientes, vecinos y amigos de la isla.
Como sucede habitualmente con las buenas noticias, ésta ha sido mínimamente publicada en Chile, pese a su tremenda importancia. Pocos han recordado que este embarque de una pequeña nave de carga, es el primero en 50 años de bloqueo económico de Estados Unidos a Cuba. Hasta ahora, sólo se permitía despachar alimentos comprados por el gobierno cubano para su población, carente de numerosos productos de primera necesidad.
Se anuncia que los próximos envíos serían semanales. Al menos así se ha dicho. Si logran continuar, abrirían las rutas para poner fin al mencionado “embargo”.
Éste bloqueo ha sido condenado por la gran mayoría de la opinión pública mundial. Hasta los Estados que votan contra Cuba en los organismos internacionales por diversos motivos que son loables, no aceptan esta medida de bloqueo. Se considera que este aislamiento forzado afecta directamente a una población llena de necesidades e inocente de los actos de sus autoridades. Pese a todo, los cubanos son alegres como pocos ciudadanos del mundo, con una simpatía radiante que va más allá de sus privaciones.
Cuba es una caja de sorpresas. Su educación pública es marxista, pero gratuita y cubre a todo el país. No existe la educación privada. Asimismo, hay trabajo para todos, aunque los salarios son mínimos. Un profesional, a vía de ejemplo, puede ganar menos de US$ $100 mensuales. La salud también es pública y gratuita. Pese a la inexistencia de medicamentos importados, su sistema de salud es uno de los mejores de América Latina.
Conocí ese país, de maravillosos paisajes, en tiempos de Fulgencio Batista. Esto es, hace más de 52 años. Entonces, el mundo entero apoyaba a Fidel Castro en su lucha contra esa dictadura en la maraña de la Sierra Maestra. Más tarde vino medio siglo de otra dictadura, también con muertes, cárceles y detenciones arbitrarias. A Fidel Castro yo mismo lo di por muerto, herido o enterrado en numerosos artículos de prensa. Y ahí está, más opinante que nunca, a pesar de sus misteriosas enfermedades.
Quizás lo más destacado de este período castrista fue la invasión de Bahía Cochinos, que bien mereció su nombre y que fue un absoluto fracaso para los invasores. Para mencionar algo positivo, fue muy importante la visita a Cuba de Su Santidad Juan Pablo II. Sembró muchas esperanzas, que no fructificaron como se esperaba. Ahora, con Raúl Castro en el mando, con Fidel viejo y enfermo, escribiendo en el diario “Gramma”, muy poco ha cambiado en Cuba. Lo mejor ha sido el arribo del “Ana Cecilia” con su cargamento de ayuda y esperanzas que ojalá sea continuado en forma periódica, como ha sido anunciado.