Las oportunidades que acarrea el tren
CARLOS CRUZ Director ejecutivo Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI)
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CARLOS CRUZ
El anuncio del trazado del tren Santiago-Valparaíso por parte del Gobierno es tal vez la mejor noticia que se haya dado en el último tiempo sobre proyectos de infraestructura de interés público.
El ferrocarril es un medio relevante: ayuda a la integración del territorio, lo que históricamente ha permitido expandir nuestro país desde el centro hacia el sur y entre la cordillera y la costa.
“Los grandes cambios en infraestructura se producen paso a paso. El tren Santiago-Valparaíso es un enorme avance para el reposicionamiento del modo ferroviario en el país, a la vez que un gran aporte para los habitantes de las zonas intermedias, que se beneficiarán del despliegue de estos nuevos servicios”.
Este modo genera una conectividad de alto nivel, no contamina, es eficiente socialmente para el transporte de carga y pasajeros, minimiza la accidentabilidad y permite incrementar los niveles de productividad de la economía.
La implementación de este servicio permitirá, fundamentalmente, incorporar nuevos territorios para emplazar barrios y potenciar ciudades a lo largo de la extensión del trazado y, en particular, en torno a sus estaciones. Con ello, se facilitarán espacios conectados con los centros más dinámicos, lo que ayudará a dar una solución para buena parte del millón de familias que requieren una vivienda.
El anuncio de las autoridades sobre un servicio ferroviario de calidad que unirá Santiago con el Gran Valparaíso tiene, además, la particularidad de integrar el esfuerzo de la Empresa de Ferrocarriles del Estado (EFE), los ministerios de Transportes y de Obras Públicas y los privados, a través la Ley de Concesiones, en una clara referencia a la necesidad de asociar la iniciativa pública y la privada para llevar adelante servicios de infraestructura pública que demandan altas inversiones y cuya rentabilidad social sólo se medirá en el futuro.
La puesta en marcha del recorrido entre Santiago y Valparaíso a través del viejo trazado será para algunos “más de lo mismo”. Si bien esta opción posterga la decisión de un “tren rápido” entre ambas urbes, será un gran aporte para los habitantes de las zonas intermedias que se beneficiarán del despliegue de estos nuevos servicios.
En paralelo, se siguen fortaleciendo las líneas de trenes entre Santiago-Melipilla, hacia Batuco, la extensión del Merval a La Calera, como también está en marcha la expansión de la red para pasajeros en el Biobío y la mejora de los servicios entre Santiago y Chillán.
El mismo énfasis que se le está dando al transporte de pasajeros se le debería dar a la carga. No es posible pensar en un Puerto de Gran Escala en San Antonio sin un respaldo ferroviario que asegure los movimientos que se generarán. Lo mismo ocurre con la interconexión ferroviaria en el Biobío, la que se debe reforzar si se aspira a soportar el crecimiento de la actividad económica de esa región hacia el sur.
En el norte, también es importante analizar la forma de potenciar el transporte de carga para dotar a nuestra minería de mejores condiciones competitivas. Los grandes cambios en infraestructura se producen paso a paso. Y este es un enorme avance para el reposicionamiento del modo ferroviario en el país.