La maldición de los recursos naturales contraataca
El litio es un metal esencial para las baterías que emplean desde...
El litio es un metal esencial para las baterías que emplean desde las computadoras hasta los automóviles. Actualmente, Chile produce un tercio del total del litio que se usa en el mundo y posee un gran potencial para expandir su capacidad productora. Pese al consenso general de que Chile debería desarrollar su potencial como proveedor mundial de litio, la discusión nacional sobre la forma de alcanzar esta meta ha estado lejos de ser esclarecedora.
El gobierno del presidente Sebastián Piñera intentó llamar a una licitación para adjudicar el derecho a producir hasta 100.000 toneladas de litio durante los próximos 20 años. Como suele ocurrir con la explotación de los recursos naturales en los países en desarrollo -aunque no necesariamente en Chile- el proceso se ha convertido en una tragicomedia de errores, que retrasan el desarrollo del país. Esta experiencia encierra lecciones que pueden ser útiles para otros exportadores de recursos naturales.
El gobierno de centro-derecha de Piñera se ha mostrado rígido ideológicamente. Sus economistas, varios de ellos formados en la Universidad de Chicago, sostienen que lo más importante es atraer inversión privada a la producción primaria de litio y que fomentar las industrias locales que dependen de dicho metal como insumo no constituye una meta de política pública. Por lo tanto, el gobierno llevó a cabo una licitación en que la integración vertical y el valor agregado local no fueron criterios relevantes para adjudicar los derechos de producción.
Quienes diseñaron la licitación tampoco se preocuparon de fomentar la competencia interna. Y en vista de que el gobierno decidió abstenerse de presentar al Congreso una ley que autorizara el concurso, muchos inversionistas temieron que el marco jurídico no fuera enteramente de fiar. Como consecuencia, sólo tres firmas participaron en la licitación y la ganadora inicial fue SQM, una de las dos empresas que en la actualidad producen litio en Chile.
El proceso se vio empañado por posibles conflictos de interés. El ministro de Minería debió inhabilitarse porque su hermano es gerente de SQM. Esta empresa tiene un pasado controvertido: enfrenta una disputa tributaria aún no resuelta y mantiene litigios pendientes con el fisco. Dichos litigios fueron la causa de que se invalidara el concurso llamado por el gobierno.
Esta es una buena oportunidad para replantearse el asunto de fondo. En el marco jurídico chileno no cabe dudas de que el litio pertenece al Estado, de modo que éste deberá tener un papel clave en el desarrollo de la industria de dicho metal. Pero no existe ninguna empresa estatal que posea experiencia en la producción primaria del litio ni en sus usos industriales.
Por eso, ha llegado el momento oportuno para que Chile haga lo que jamás ha hecho con sus otras riquezas minerales: desarrollar una política amplia con miras al establecimiento de una industria nacional de valor agregado basada en el litio. A fin de cumplir esta meta, el Estado chileno va a requerir socios estratégicos, que bien pueden ser locales o extranjeros. El proceso de selección de dichos socios deberá contar con un marco regulatorio adecuado y garantizar la competencia, elementos ausentes en la licitación que acaba de fracasar.
Aduciendo que el litio se encuentra jurídicamente clasificado como un recurso estratégico, la izquierda tradicional chilena descarta una participación mayor del sector privado en su producción. En las redes sociales abundan las aseveraciones de que si el Estado mantiene el control sobre la producción de litio, los ingresos resultantes solucionarán los problemas de financiamiento de la educación, la salud y la vivienda en Chile.
Pero los cálculos de quienes hacen tales aseveraciones son errados. La exportación anual de litio en Chile alcanza a poco más de
US$ 200 millones, apenas el 0,5% de la exportación del cobre. Las transacciones dentro del mercado mundial del litio no alcanzan a US$ 800 millones al año. Aun cuando existieran avances tecnológicos que hicieran crecer dicho mercado, y también la participación chilena dentro de él, los ingresos provenientes del litio difícilmente financiarán una parte relevante de los programas sociales en Chile.
Una solución más adecuada es crear las condiciones para el desarrollo de una industria del litio en Chile que ofrezca buenos empleos y buenos salarios. Esta solución acaso no sea del agrado de los ideólogos rígidos de ambos lados del espectro político. Pero para Chile, es la mejor solución.
Copyright: Project Syndicate, 2012.