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Incendios forestales: un desafío de conservación

Isidora Lara Ochoa Investigadora CLAPES UC

Por: Isidora Lara Ochoa | Publicado: Martes 12 de diciembre de 2023 a las 04:00 hrs.
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Isidora Lara Ochoa

En un mundo donde el cambio climático exacerba los desastres naturales, los incendios forestales surgen como catástrofes recurrentes en diversas latitudes. Destruyen los bosques y especies que viven a su amparo, liberando grandes volúmenes de carbono y dañando la salud de las poblaciones cercanas, causando además la pérdida de vidas y de patrimonio.

Aquí se revela el desafío: mientras las metas de mitigación de cambio climático buscan aumentar la superficie de bosques, los incendios deshacen estos esfuerzos. El trade-off entre la conservación y los incendios radica en que, por un lado, conservar los bosques es esencial para la biodiversidad y la provisión de servicios ecosistémicos; por otro lado, los incendios aniquilan ecosistemas y comprometen la carbono-neutralidad, devaluando el capital natural, el cual es esencial para el bienestar y el sustento de la vida. Esta interdependencia a menudo no se reconoce, conduciendo a una gestión insuficiente de los riesgos asociados a estas catástrofes.

Fortalecer la institucionalidad es crucial para una gestión eficiente y mitigar los impactos. La preparación puede ser la diferencia entre devastación y resiliencia”.

Chile enfrentó severos incendios en 2022-2023, con 431 mil hectáreas quemadas (el de 2017 que devastó 520 mil hectáreas, el mayor desde 1985). A nivel internacional, Canadá y la Amazonía muestran cómo los incendios pueden alterar la balanza entre emisiones y absorción. Desde 2001, los bosques canadienses han emitido más carbono del que han absorbido. Mientras, la Amazonia ha perdido capacidad de captura. El sudeste amazónico se ha convertido en una fuente neta de dióxido de carbono. Chile aún es diferente: aunque en 2017 los incendios emitieron 15 millones de toneladas de CO2, y la capacidad de absorción disminuyó entre 2018-2020, el sector silvícola y de cambio de uso de la tierra sigue siendo el único que consistentemente absorbe carbono.

La preparación y gestión es crucial. CONAF suspendió el uso de quemas en la región del Biobío y planea tener 41 brigadas de combate para diciembre, con cuatro nocturnas. Corma anunció el aumento de la inversión privada para financiar la prevención, detección y el combate de los incendios en 26%. La colaboración público-privada es vital para una gestión eficaz.

Al mismo tiempo, Chile enfrenta otros desafíos por estos siniestros. La huella humana se revela en esta tragedia: el 89% de los incendios desde 2003 a 2022 han sido causados por personas, con un 55% intencionales. Esto exige, además, una respuesta de las autoridades. Es deber del Estado prevenir y combatir estos actos.

Este año, la amenaza de incendios en Chile se intensifica debido al cambio climático y el fenómeno de El Niño, lo cual se agrava por la abundante vegetación seca, tras años de sequía, y la acumulación de material combustible dejado por las lluvias de primavera.

Fortalecer la institucionalidad es crucial para una gestión eficiente y la mitigación de los impactos. Desafíos no faltarán, y la preparación puede marcar la diferencia entre la devastación y fomentar la resiliencia ante estas adversidades. En este sentido, como dijo Séneca, “La suerte es lo que ocurre cuando la preparación coincide con la oportunidad”.

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