HidroAysén y la a-política ambiental en Chile
La intensidad, escala, y retórica de la campaña de comunicación que realizó recientemente HidroAysén, más allá de las razones que ésta tenga para hacerlo, sugieren la emergencia de una situación nueva que refleja un problema de desarrollo de la política ambiental en Chile.
La intensidad, escala, y retórica de la campaña de comunicación que realizó recientemente HidroAysén, más allá de las razones que ésta tenga para hacerlo, sugieren la emergencia de una situación nueva que refleja un problema de desarrollo de la política ambiental en Chile.
La campaña mediática es parte de un debate de política ambiental. En primer lugar, por el ámbito de lo público en el cual la empresa debe defender y justificar, ambiental y socialmente, su proyecto empresarial. En segundo lugar, porque las razones aludidas para justificar la bondad del proyecto empresarial son razones relativas al bienestar social que genera. La empresa se ve obligada a razonarlo políticamente, socialmente.
No obstante, si los beneficios y perjuicios de cualquier emprendimiento grande o pequeño deben ser sometidos al escrutinio político para poder ser desarrollado estaríamos en una situación de estancamiento del emprendimiento, en una situación crítica para el desarrollo del país.
Para evitar esto está la institucionalidad de un país, cuya función es definir políticas, consensos marco, para su desarrollo. Cuando esos consensos no están institucionalizados, entonces, el debate de política se focaliza en las últimas decisiones en la jerarquía decisional, en los emprendimientos, en vez de haberlos centrados antes en los criterios, los principios y las reglas que debieran guiar el diseño de esos emprendimientos.
En esa carencia hay, en el caso de Chile, algo estructural, pues predomina en el arreglo institucional ambiental del país el supuesto que el ajuste entre desarrollo y ambiente se puede resolver a una escala micro. Según este principio resulta poco recomendable definir, a partir de criterios generales e información agregada, un equilibrio sectorial-ambiental de futuro socialmente deseable, pues estos ejercicios anticipatorios importan el riesgo de equivocarse y de coartar opciones que vistas en una escala micro pueden ser legítimas.
HidroAysén y otros proyectos están demostrando que esta aproximación no es suficiente, que ciertas dimensiones del ajuste entre ambiente y desarrollo requieren de políticas ambientales sectoriales, de decisiones de política. Más aún hoy cuando se dispone de herramientas de decisión estratégica que evitan el riesgo de sobre determinación de los cursos posibles de desarrollo de un sector o del país, generando políticas adaptativas y flexibles.