Hermann González

¿Hay señales primaverales en la economía chilena?

Economista Principal BBVA Research

Por: Hermann González | Publicado: Miércoles 12 de octubre de 2016 a las 04:00 hrs.
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Antes de responder a la pregunta que origina esta columna, partamos por los hechos objetivos. No se puede desconocer que en los últimos días las cifras económicas han sorprendido de manera favorable al consenso de los analistas. El desempleo disminuyó a 6,9% en el trimestre terminado en agosto y la actividad económica creció 2,5%, por sobre lo esperado. En septiembre, el IPC registró un alza que fue un tercio de lo esperado y la menor para ese mes en una década. Agreguemos a esto el repunte que tuvieron los indicadores de confianza de consumidores y empresarios el mes pasado y el alza de 13% en las ventas de automóviles nuevos. Objetivamente, cuesta encontrar en los últimos años un mes en que se hayan observado simultáneamente un conjunto tan amplio de buenas noticias económicas.

El ministro Valdés calificó estas señales como primaverales, lo que tuvo una rápida respuesta del presidente de la CPC que consideró esta una analogía poco feliz, posiblemente por las lecciones que dejó la fallida consolidación de los brotes verdes del subsecretario Micco.

Quizás la principal razón para no ser completamente optimistas con las cifras recientes es que todas tienen una serie de matices que impiden extraer de ellas un cambio de tendencia. En el caso del mercado laboral está el ampliamente discutido tema de la precaria calidad del empleo que se crea y la casi nula creación de empleo asalariado, que se suma a los riesgos latentes de deterioro, cuando se produzca el aún pendiente ajuste del sector de la construcción habitacional.

En el caso de la actividad económica, la información que tenemos hasta el momento no nos permite proyectar que el crecimiento de agosto se repetirá en septiembre, sino que por el contrario, anticipamos una cifra inferior a 1%, de manera que el tercer trimestre terminaría con un modesto 1,3%, nada como para celebrar. Para 2017 no proyectamos un crecimiento muy distinto al de este año, porque tenemos serias dudas de observar un mayor dinamismo en el sector minero en el que sustentan proyecciones más optimistas.

Los indicadores de confianza se mantienen en terreno pesimista pese al repunte reciente y no se ubican muy lejos de los mínimos alcanzados durante la crisis internacional de 2008-09. Y la baja inflación es en gran medida consecuencia de la incapacidad de las compañías de subir precios en un ambiente de muy bajo crecimiento de la demanda. Lo bueno de esto es que las tasas de interés de corto plazo bajaron tras el último IPC y los mercados financieros han incorporado con nitidez un escenario en que la tasa de política monetaria experimentaría dos recortes durante el próximo año, lo que sin duda significará menores costos de financiamiento para personas y empresas.

En síntesis, es cierto que las noticias en el margen han sido positivas, pero es muy pronto para cantar victoria y pensar que lo peor quedó atrás. Mención aparte merecen los esfuerzos por la búsqueda de acuerdos y la moderación de la agenda de reformas, los que sin lugar a dudas, contribuyen a mejorar el ánimo empresarial y a recuperar la confianza de los agentes en la conducción del país y en el futuro de la economía.

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