Gabinete para el crecimiento
Hernán Cheyre V. Centro de Investigación Empresa y Sociedad (CIES), U. del Desarrollo
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Hernán Cheyre V.
En momentos en que la economía chilena intenta, con dificultades, salir del pantano en materia de actividad, la demanda de la ciudadanía por mayor crecimiento económico y por una mayor generación de empleos ya se escucha en todas partes. Ante esta indesmentible realidad, el presidente Boric ha querido entregar una señal de compromiso con estos objetivos creando un comité interministerial para el crecimiento, el cual estará integrado por los titulares de las carteras de Hacienda, Economía, Trabajo, Obras Públicas y Ciencia e Innovación, y presidido por el propio Mandatario. El objetivo será el de acelerar y monitorear la inversión privada y pública así como la generación de empleos en el país, de manera de poder, en una primera etapa, al menos acercarse a la tasa de crecimiento tendencial (entre 2-2,5%), que es precisamente la meta del Gobierno para 2024.
Tratándose de una administración que en su programa no incluía el crecimiento económico entre sus prioridades centrales, el hecho de que al aproximarse a la mitad de su mandato entregue un mensaje en esta dirección ciertamente constituye una señal positiva, aunque sea tardía, ante un problema que no se puede desconocer. Acelerar los permisos y gestionar una mayor agilidad en la aprobación de proyectos de inversión es hoy día una necesidad imperiosa, que va a requerir del compromiso de todos los ministerios, incluyendo el de Medioambiente, que debió haber formado parte del comité anunciado, por cuanto juega un rol importante en el engranaje estatal en materia de autorizaciones.
“La conformación de este grupo de ministros debería servir como punto de inflexión para avanzar más en la línea de lo que es un ‘Estado-facilitador’ y menos en la noción de ‘Estado-emprendedor’ que ha dominado el discurso oficial”.
Pero por buenas que sean las intenciones, no basta con el voluntarismo. El crecimiento económico no se va a recuperar a partir de un decreto presidencial que lo instruya. Las empresas privadas se mueven a partir de incentivos, expectativas y percepciones, y desde esta mirada la incertidumbre imperante no está contribuyendo a despejar el horizonte. La forma como se está abordando el tema de las isapres; anuncios de una eventual condonación del CAE sin ninguna precisión, con todo lo que ello podría implicar en términos de compromiso de recursos fiscales que no existen; una estrategia para explotar el litio basada en el control estatal de los proyectos, perdiendo posición competitiva ante países que están actuando con mayor pragmatismo y celeridad, son ejemplos de señales que no alientan la inversión privada.
El ministro Marcel ha hecho bien en cambiar el nombre al Pacto Fiscal en que ha venido trabajando a “Pacto por el crecimiento económico, el bienestar social y la responsabilidad fiscal”, por cuanto el desafío de fondo para el que se requieren acuerdos trasciende por lejos lo puramente fiscal; y subir impuestos en la actual coyuntura sería a todas luces contraproducente, cuando lo que se requiere es estimular el ahorro y la inversión.
La conformación de este gabinete para el crecimiento debería servir como punto de inflexión para avanzar más en la línea de lo que es un “Estado-facilitador” y menos en la noción de “Estado-emprendedor” que ha dominado el discurso oficial. Las conclusiones de la Comisión Marfán entregan una orientación clara en esta dirección.