Liderazgo parental: pongamos los bueyes delante de la carreta
Si queremos ser un pais desarrollado con una ventaja competitiva sustentable, generemos lideres y seres humanos excepcionales
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Francisco Armanet
Registros del siglo 18 aseguran que Federico II de Prusia construyó un inmueble donde confinó a recién nacidos y los dejó al cuidado de nodrizas que sólo podían darles alimentos y realizar labores de higiene. Ellas no podían hablarles ni expresarles ninguna muestra de afecto o cariño con el propósito de no afeminar a los futuros soldados. A los pocos meses, todos los menores habían fallecido.
En las últimas décadas, las investigaciones científicas sobre el liderazgo parental son múltiples y contundentes. Eric Kandel, premio Nobel de medicina año 2000 resume los efectos de la deprivación materna en su artículo The impact of Psychiatric Thought on Neurological Research. Agregar una visión integral a la neurociencia y destacar la importancia de un efectivo liderazgo parental, fueron un gran aporte. El austriaco Rene Spitz comparó en EE.UU. el desarrollo de niños recién nacidos, cuidados por madres delincuentes que se encontraban recluidas en una cárcel versus otro grupo de menores a cargo de parvularias en un orfelinato; las conclusiones fueron espeluznantes. Los trabajos de Harlow y Riesen de la U. de Wisconsin, junto a las investigaciones de Bender y Bowlby, fueron consistentes con los estudios de Kandel.
Los estudios tienden a concluir que la inexistencia, falta de cuidado o afecto por parte de padres normales, produce daños irreparables en los hijos pudiendo originar futuros problemas de delincuencia, dificultades de aprendizaje, drogadicción, violencia intrafamiliar, problemas de salud física y mental, etc. Respecto de esto último, si los encargados de proteger y entregar afecto a los niños en su infancia temprana presentan trastornos o enfermedades mentales como neurosis, irritabilidad, alcoholismo, depresión obsesiones, manías, etc, aumenta de manera significativa la probabilidad de que los hijos desarrollen enfermedades o trastornos mentales como esquizofrenia, bipolaridad, depresión, ansiedad generalizada, anorexia, etc.
El afecto -principalmente materno en los primeros años de vida- es a mi juicio, la madre de todas las batallas en materia de políticas públicas por cuanto, ésta es la causa basal de muchas consecuencias que dan origen a otras políticas donde se termina malgastando recursos porque se pone la carreta delante de los bueyes. Chile ha ignorado la vital importancia del afecto y del cariño en la niñez temprana. La construcción de salas cunas y el modelo nacional está enfocado a que la madre tenga un lugar seguro donde dejar a los niños cuando ésta va a trabajar para que ojala éstos reciban algún grado de estimulación y exigencia. Pero la iniciativa estatal está lejos de tener como prioridad entregar a los niños cariño, afecto y amor.
Chile requiere con urgencia profesionales de excepción para educar con pasión y ternura a niños de entre 0 y 5 años con el objeto de suplir -al menos en parte- los deficientes liderazgos parentales.
Debemos diseñar, comunicar e implementar las mejores prácticas de como criar niños física y mentalmente sanos y su enseñanza debe ser obligatoria en los cursos de educación media. Siempre detrás de un líder de excepción, existió una madre extraordinaria. Si queremos ser un país desarrollado con una ventaja competitiva sustentable, generemos líderes y seres humanos excepcionales. ¡Invirtamos en maternidad! Solo miren a la Madre del Líder más grande de la historia de la humanidad.