Fragmentación geopolítica en curso
Axel Christensen Director de Estrategia de Inversiones para América Latina de BlackRock
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Axel Christensen
La geopolítica se ha convertido en un riesgo persistente y estructural, aumentando su impacto sobre los mercados en el último lustro. El mundo ha enfrentado una verdadera cascada de crisis, desde las guerras comerciales de Estados Unidos, la pandemia de Covid-19, la invasión rusa a Ucrania y ahora el conflicto en Medio Oriente. Estos eventos han acelerado la fragmentación global y la aparición de bloques geopolíticos y económicos en competencia.
Lo anterior, en marcado contraste con la globalización y la moderación geopolítica que vino tras el fin de la Guerra Fría. Así, la reconfiguración de la globalización a lo largo de líneas geopolíticas se está acelerando, a medida que tanto países como empresas favorecen la seguridad nacional y la resiliencia sobre la pura eficiencia de costos. Por lo tanto, no es sorprendente que los mercados presten más atención a la geopolítica.
“Se anticipa una fragmentación más profunda, con competencia más intensa y menos cooperación entre países. Pero la reconfiguración de la globalización presenta oportunidades a países como México, India y Vietnam”.
La fragmentación geopolítica es una de las causas de presiones inflacionarias persistentes y tasas de interés que se mantienen por encima de los niveles previos a la pandemia. Las cadenas de suministro se están volviendo más largas y complejas, a medida que países “conectores” como México y Vietnam actúan cada vez más como intermediarios entre diferentes bloques geopolíticos. Estos países pueden beneficiarse de la competencia entre bloques, pero necesitarán una inversión significativa en áreas como la infraestructura crítica para que los beneficios se materialicen plenamente.
Las empresas que demuestren ser resistentes a las cadenas de suministro cambiantes tienen una ventaja competitiva; algunas también se beneficiarán de políticas industriales como la Ley de Reducción de Inflación de EEUU.
El impacto económico y de mercado de la fragmentación dependerá de si los cambios en el orden mundial son ordenados o no. Mayor volatilidad geopolítica y el creciente número de conflictos en el mundo aumentan el riesgo de un camino más desordenado e impredecible. Sin embargo, a medida que las acciones y otros activos reaccionan rápidamente a eventos geopolíticos, preocupa que no reflejen haber ingresado a un nuevo régimen geopolítico, donde ya no aplican las estrategias pasadas.
Sobre los riesgos a monitorear, destaca el aumento de tensiones en el Golfo debido a la guerra entre Israel y Hamas. El peligro de escalada es alto, con ataques de grupos respaldados por Irán en aumento. La interrupción del transporte por el Mar Rojo muestra cómo el conflicto puede expandirse para obstaculizar las cadenas de suministro y aumentar los costos de producción.
Asimismo, se mantiene alto el riesgo de competencia estratégica entre EEUU y China. La reunión de noviembre entre los presidentes de ambos países ayudó a establecer un tono más positivo en las relaciones, ampliando las comunicaciones a corto plazo. Pero Taiwán sigue siendo un punto crítico, como lo muestra la reciente elección. Todo indica que la competencia intensa entre Washington y Beijing es el “nuevo normal”, especialmente en defensa y tecnología.
En resumen, se anticipa una fragmentación más profunda, con competencia más intensa y menos cooperación entre países. Pero la reconfiguración de la globalización presenta oportunidades a países como México, India y Vietnam. También puede estimular el aumento de la inversión en tecnología avanzada, energía limpia, defensa y otros sectores críticos para los objetivos geopolíticos de cada país.