Italia vs. UE, ¿aprontes de una crisis mayor?
Fernando Reyes Matta Ex embajador y académico UNAB
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Fernando Reyes Matta
En algún momento mientras recorrían Europa, el Presidente Sebastián Piñera y toda la delegación que le acompañó deben haber pensado: “Esta es una Unión Europea muy distinta de aquella con la cual firmamos el Acuerdo de Asociación y Cooperación en 2003. Vamos a tener que pensar muy bien qué acuerdo queremos profundizar y con quiénes”.
Hay razones para pensar así viendo, entre otras situaciones de crisis y extremismos en suelo europeo, la confrontación de Italia con las reglas y las autoridades de Bruselas. El nuevo gobierno italiano de coalición entre el Movimiento 5 Estrellas y la Liga ha decidido tener un déficit muy por encima de lo pactado por la anterior administración, pasando de un déficit nominal de 1,1% a uno de 2,4%, desafiando todas las normas definidas para los países de la zona euro.
Este lunes Italia presentó los borradores de su política presupuestaria y, como nunca ha ocurrido, la Comisión Europea se apresta a devolverlos a Roma. Pero desde la capital italiana les dicen “nos da lo mismo” (me ne frego) donde los que mandan, más allá del primer ministro o el ministro de economía, son Matteo Salvini , vicepresidente y ministro del Interior, y Luigi Di Maio, también vicepresidente y ministro de Desarrollo Económico. Salvini, el mismo que impulsa una política extrema de rechazo a los emigrantes (con fuerte respaldo nacional, hay que decirlo) llamó borracho al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker: “Sólo hablo con gente sobria”.
Todo esto no es anecdótico, sino de una gravedad creciente. Hay quienes temen que la zona euro pueda saltar por los aires si la tercera economía que la integra no se ajusta a los acuerdos comunes. Italia no es Grecia, su peso es mucho mayor en el devenir económico de Europa. Menos crecimiento con más deuda y más déficit es una amenaza capaz de golpear fuerte a las otras economías del euro. Los bancos están tensos, las bolsas reflejan las incertidumbres ligadas a las consecuencias que la confrontación puede traer.
Y todo esto mientras el espacio político ve cómo se articulan aquellos que no quieren la propuesta fundacional de la Unión Europea. Salvini recibió en Roma a Marine Le Pen, líder de la ultraderechista ANF francesa, para discutir la creación de una “alternativa en Europa”. Desde Hungría, el primer ministro Viktor Orbanque, xenófobo y antisistema europeo, aplaude y confía que él y sus aliados en el continente lograrán un gran avance en las elecciones generales de mayo 2019 para un nuevo Parlamento Europeo. Y allí aparece Steve Bannon, el exconsejero de Donald Trump, ahora convertido en impulsor de la unidad de la ultraderecha en el viejo continente.
El acuerdo de Chile con la UE incluye tres pilares: uno político, uno de cooperación y uno económico–comercial que ha determinado nuestros accesos preferenciales a esos mercados. Pero la Europa de aquel acuerdo ya no es la misma. Habrá que ser muy fino en los pasos a seguir cuando se trabaje en la profundización de aquel Acuerdo de Asociación. Tal como van las cosas, aquella Unión Europa de 2003 está más viva aquí que allá.