El legado que convoca hacia el futuro
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Ernesto Silva
Cuando sólo faltan días para el cambio de mando, las evaluaciones y balances han sido tema repetido al interior de la coalición de gobierno.
Definir el legado de un gobierno es algo muy complejo por la amplitud de los ámbitos que cubre el Estado y por la cercanía temporal con que se hace el análisis. Algunos han propuesto evaluar la actual administración separando el legado económico-social del legado político, calificando de manera notable el legado económico-social y criticando faltas y debilidad en el aspecto político. Para quienes han sostenido esta visión, lo logrado por el gobierno en materia de reconstrucción del terremoto, de crecimiento y generación de empleo; y del desarrollo de nuevas oportunidades a través de las políticas sociales, constituyen argumentos categóricos para evidenciar los logros del primer gobierno de centroderecha en décadas. A mi juicio, la evidencia en estos ámbitos es contundente y sostener esta posición es correcto.
En lo que respecta al legado político, la evaluación ha sido muy crítica, fundamentalmente por tres razones: los resultados electorales, la falta de un mensaje o relato político que inspirara el actuar del gobierno, y la dificultad para enfrentar los conflictos sociales que han emergido. Desde mi punto de vista, el fracaso electoral es evidente, y en los aspectos de relato político y manejo de los conflictos sociales ha habido aciertos y desaciertos. Pero claramente ha existido debilidad.
Esta distinción entre legado económico-social y legado político es útil para entender la actual administración con los ojos de hoy, pero no necesariamente con los ojos o la vista necesaria para mirar hacia el futuro. En la mirada de futuro, la pregunta central es ¿a partir de qué elementos se proyecta esta coalición para volver a ser gobierno?
Si asumimos esa pregunta como el criterio central de análisis, a mi juicio surgen dos ideas fuertes: la calidad de vida de los chilenos mejoró durante este gobierno, y existe un grupo humano enorme de profesionales que ingresó al servicio público, que quedaron marcados para siempre y que serán fundamentales para volver a ser gobierno. Quisiera centrarme en este último aspecto, en los miles de jóvenes -y no tan jóvenes- profesionales que a lo largo de todo el país han llevado a la práctica las ideas y propuestas que durante muchos años la centroderecha soñó con implementar.
Las ideas y los proyectos los llevan adelante personas, grupos humanos, que encarnan a través de su actuar sistemático un conjunto de ideales y un proyecto. Por tratarse de la primera vez en muchos años que la centroderecha llegaba al gobierno, el reclutamiento de personas fue una tarea amplia y fundacional, que permitió sumar a miles de personas a una tarea común.
Por las características que ha debido enfrentar este gobierno -terremoto, alta conflictividad estudiantil, crisis económica internacional, etc- el sentido de mística y pertenencia entre estos profesionales ha sido muy alto y muy potente para proyectar la obra del gobierno hacia el futuro.
Tal vez este grupo humano es el que mejor entiende la diferencia que puede significar para los chilenos que el gobierno lo lidere una coalición de centroderecha y no una de izquierda. Por ello, al evaluar el legado político del gobierno de la Alianza es fundamental entender que su principal capital está en los equipos humanos, en esos grupos de personas que sienten la responsabilidad de contribuir a que Chile siga progresando en beneficio de sus habitantes.
Los partidos políticos tienen que asumir este legado como una gran oportunidad: existirá una gran cantidad de potenciales liderazgos tanto para la tarea de fiscalización, para el debate de las ideas, para las elecciones municipales, y para la construcción de liderazgos y propuestas parlamentarias y presidenciales.
Los partidos de la centroderecha tienen muchos desafíos para los años que vienen, pero su capacidad de proyectarse con éxito hacia el futuro depende de la forma en que se conduzca este legado político-humano que deja el primer gobierno del sector en muchas décadas.