El fracaso de la reforma tributaria
Erik Haindl Rondanelli Decano Facultad de Negocios, Ingeniería y Artes Digitales U. Gabriela Mistral
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Erik Haindl
En 2014 se implementó en Chile una reforma tributaria, que subió fuertemente el impuesto a la renta y otros, con el fin de recaudar 3,12 puntos porcentuales del PIB de acuerdo a declaraciones de las autoridades. Se declaró que la recaudación de este impuesto iba a ser utilizada en mejorar la educación, la salud y el balance fiscal.
Han pasado casi cuatro años de esta reforma, y es interesante hacer un balance de sus verdaderos efectos. Respecto de la recaudación tributaria, en 2012 –un año antes que se anunciara la reforma– los ingresos tributarios fiscales alcanzaban a 17,65% del PIB. En 2017 los ingresos tributarios alcanzaron a 17,42% del PIB. ¡En otras palabras, la recaudación tributaria fiscal disminuyó en el periodo 2012 a 2017!
Por cierto, siempre hay explicaciones. La baja del precio del cobre redujo drásticamente la recaudación tributaria de la gran minería del cobre. Si se descuenta este efecto, el impacto verdadero de la reforma tributaria habría sido de 1,34 puntos porcentuales del PIB. ¡Menos de la mitad de lo estimado!
Desafortunadamente, aunque no los recaudara, el gobierno sí se gastó estos recursos. El gasto fiscal corriente alcanzaba a 17,73% del PIB en 2012. En 2017 el gasto fiscal corriente había aumentado a 20,16% del PIB. El gobierno aumentó el gasto fiscal corriente en 2,43 puntos porcentuales del PIB. Un porcentaje no menor -0,67 puntos porcentuales del PIB- se fue a contratar más empleados públicos. En otras palabras, la mitad de la recaudación efectiva de la reforma tributaria se utilizó para contratar empleados públicos, y no en educación y salud.
Al aumentar el gasto público sin que aumentaran los ingresos, se generó un alto déficit fiscal que hizo que se duplicara la deuda pública en el periodo, lo que a su vez implicó una rebaja de la clasificación del riesgo país. ¡El tercer objetivo, mejorar el balance fiscal tampoco se cumplió!
El costo que tuvo esta reforma fue muy grande. La inversión cayó por cuatro años consecutivos, el crecimiento del PIB de tendencia se frenó fuertemente, y la economía entró en un ajuste cíclico de proporciones. La inversión cayó en 1,9 puntos porcentuales del PIB, lo que frenó el ritmo de acumulación de capital entre 2013 y 2017.
Si la economía hubiese mantenido su crecimiento de tendencia en 2013, el PIB habría sido un 5,2% más alto en 2017. Por lo tanto, para recaudar 1,34 puntos porcentuales del PIB, se sacrificó 1,9 puntos porcentuales del PIB en inversión y 5,2 puntos porcentuales de PIB en actividad económica.
Si no se hubiera realizado la reforma tributaria, el PIB en 2017 habría sido mayor en US$ 14.000 millones. La razón costo–beneficio es muy desfavorable para la reforma tributaria.
Adicionalmente hay que tomar en cuenta que si no hubiese habido reforma tributaria, los
US$ 14.000 millones de mayor PIB hubiesen generado por si solos una mayor recaudación tributaria por US$ 2.200 millones. Por lo tanto, todo este sacrificio y freno del país fue para contar con US$ 1.400 millones adicionales en 2017, los cuales se gastaron íntegramente en remuneraciones para los empleados públicos.