En un duro Mes de San Patricio, la amistad entre Irlanda y Chile
Paul Gleeson Embajador de Irlanda en Chile
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Paul Gleeson
La crisis del coronavirus está cambiando nuestro mundo. En Irlanda, tenemos la suerte de ser relativamente prósperos según los estándares internacionales, pero esto tendrá claramente un gran impacto allá, como Chile y todos los países. Son semanas y meses sin precedentes.
En nuestro pasado, también en Irlanda hemos conocido tiempos difíciles: la hambruna, la pobreza y la emigración de tantos de nuestros jóvenes a través de los siglos. Por eso, nuestro día nacional en marzo, el día de San Patricio, es tan especial para nosotros. Es un reconocimiento de todo lo que nuestra diáspora irlandesa ha logrado durante tantos años en todo el mundo.
Es una historia particularmente rica aquí en Chile. El líder independentista más famoso de este país, Bernardo O’Higgins, nació de padre irlandés y, como hemos visto en sus cartas, estaba profundamente orgulloso de su herencia chilena e irlandesa. Su padre, Ambrosio, era de Sligo, en Irlanda, y por supuesto, por derecho propio había servido como Gobernador de Chile y Virrey de Perú. Y los irlandeses como Juan MacKenna y John O’Brien, luchando junto a O’Higgins, fueron también figuras claves en el logro de la independencia de Chile hace más de 200 años.
Al establecer una nueva embajada de Irlanda aquí en Chile el año pasado, éramos muy conscientes de esta historia, mientras esperábamos construir nuevas conexiones en los negocios, la política y las artes; vínculos del tipo que Bernardo O’Higgins o Juan MacKenna difícilmente podrían haber soñado.
Rápidamente nos quedó claro que la historia de la inversión irlandesa en Chile actualmente es muy, muy significativa. Invest Chile la ha estimado en 2.750 millones de dólares el año pasado, lo que convierte a Irlanda en uno de los mayores inversionistas en Chile y su gente. En sectores como la energía renovable, la tecnología y la producción de frutas y verduras, las empresas irlandesas están impulsando una verdadera innovación y cambio. Un gran ejemplo de ello fue el anuncio de la empresa irlandesa Mainstream Renewable Power en noviembre -después del estallido social- de que había obtenido 580 millones de dólares en financiamiento para tres proyectos de energía eólica y uno de energía solar aquí en Chile. Y hay mucho más por venir de Mainstream, una empresa irlandesa que no sólo emplea a un número importante de personas aquí, sino que también ayuda a proporcionar la energía limpia que tanto necesitan este país y nuestro planeta.
También hay oportunidades reales para las empresas chilenas en Irlanda. Nuestros vecinos del Reino Unido pueden haber elegido un camino diferente, pero nosotros somos orgullosos miembros de la Unión Europea. Tenemos impuestos bajos sobre las empresas, por lo que representamos una excelente puerta de entrada a un mercado único de unos 450 millones de personas. Y es de esperar que Chile tenga pronto un acuerdo comercial modernizado con la UE, lo que es una prioridad para la Comisión Europea y su Comisario de Comercio, Phil Hogan, de Irlanda.
En 1823, Bernardo O’Higgins escribió a su amigo John Doyle que “no hay dos países mejor conformados para complementarse el uno al otro que Chile e Irlanda”. Estamos de acuerdo. Y cuando superemos esta pandemia de coronavirus, creemos que disfrutaremos de los frutos de esa colaboración en los años venideros.