En primera persona: maternidad y trayectoria laboral
María Fernanda Brahm Abogada socia de Arteaga Gorziglia
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María Fernanda Brahm
Sin ser experta en la materia, pero contando con la experiencia de más de 15 años de ejercicio profesional, años en los que además he estado criando a tres niños maravillosos, me atrevo a escribir esta columna con algunas opiniones sobre maternidad y alta dirección.
Hace unos días leía en este mismo diario los resultados del 4° índice de Trayectoria Laboral e Inclusión de las Mujeres en Chile, elaborado en conjunto por el Centro de Trabajo y Familia del ESE Business School de la Universidad de los Andes y Diario Financiero. Entre ellos destacaban la brecha en la percepción de inclusión profesional entre hombres y mujeres, en que estas últimas ven el asunto cada vez más difícil, mientras que los hombres perciben que cada año es más fácil ser mujer en el mundo profesional.
“Optar por la maternidad y saber que esto puede limitar -o demorar- nuestra carrera profesional, no es sólo una opción válida y legítima, sino que también es algo que nuestra sociedad debiese valorar”.
El segundo punto destacado era que la mayoría de las mujeres encuestadas (55,2%) consideran que “para una mujer, tener hijos limita la carrera profesional”, mientras que los hombres que estaban de acuerdo con esta afirmación apenas superaban el tercio (35,9%).
Desde mi experiencia, no veo cómo es posible negar que la maternidad puede limitar nuestra carrera profesional. Algunos optan por concluir entonces que es necesario renunciar a la familia para ascender. Yo quiero invitarlos a ver también el otro lado de la moneda, y es que somos muchas las mujeres profesionales que optamos por la familia y asumimos el costo que esto puede implicar en nuestra carrera profesional. Contar con una jornada flexible, no poder participar de encuentros en horarios fuera de la oficina, postergar estudios, etc. son algunos de los costos que muchas estamos dispuestas a asumir en virtud de la maternidad.
Y es importante saber que hay costos, ya que decirnos que es posible trabajar como si no tuviéramos hijos, y criar como si no trabajásemos, es irreal e injusto. Son precisamente este tipo de ilusiones las que producen la brecha de percepción que mostró la encuesta.
En nuestras vidas ambas dimensiones (mamá y profesional) se cruzan y complementan de manera que nos dan una perspectiva única para aportar en el mundo profesional, pero siempre con limitaciones que antes de convertirnos en madre, ya que el día sólo tiene 24 horas.
Optar por la maternidad y saber que esto puede limitar -o demorar- nuestra carrera profesional, no es sólo una opción válida y legítima, sino que también es algo que nuestra sociedad debiese valorar. La presencia del talento femenino en la alta dirección no puede ser a costa de su maternidad.
Finalmente, uno de los puntos más importantes es valorar la paternidad. La mejor forma de apoyar a una madre en su carrera profesional es que ella pueda contar con un padre para sus hijos, una figura presente y que cuente con la flexibilidad laboral para compartir los costos que la parentalidad implica para la carrera profesional.