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Columnistas

El miedo a la gran deuda

La crisis de la deuda soberana de Europa y la preocupación sobre...

Por: Equipo DF

Publicado: Jueves 29 de septiembre de 2011 a las 05:00 hrs.

La crisis de la deuda soberana de Europa y la preocupación sobre la deuda de los EEUU no deberían hacer temblar la confianza económica básica. Pero, al parecer, sí lo hicieron. Y la pérdida de confianza, al desincentivar la inversión y el consumo, puede convertirse en una profecía auto-cumplida, que causa la debilidad económica que se temía. Las caídas en los índices de confianza de los consumidores en Europa y América del Norte ya reflejan esta dinámica perversa.



El Índice de Confianza Económica de Gallup cayó entre julio y agosto, período durante el cual los líderes políticos de Estados Unidos tuvieron a todos preocupados acerca de si serían capaces o no de elevar el techo de la deuda del gobierno federal.

El 2 de agosto vino y se fue, sin que llegara la cesación; pero, tres días después, Standard & Poor bajó su calificación de la deuda de largo plazo de EEUU de AAA a AA+ y el índice S&P 500 cayó casi 7%.

Al parecer, el fantasma de un estancamiento del gobierno que cause de repente una cesación de pagos humillante hizo que EE.UU. se asemeje a los países europeos.

La historia de una cesación de pagos de EEUU resuena involucrando en su desarrollo el sentido de orgullo del país, el frágil dominio del mundo, y la agitación política.

La caída del Índice de Confianza Económica de Gallup fue más aguda en julio de 2011 que la caída que tuvo en 2008, a pesar de que el índice no ha llegado aún a un nivel más bajo de esa fecha.

George Gallup creó un índice de confianza en el año 1938 preguntando “¿Cree usted que los negocios estarán en mejor o en peor situación dentro de seis meses?” 
El interpretó las respuestas como una medida del “optimismo público” y de “la actitud mental intangibles que se reconoce como un elemento vital en las fluctuaciones semana a semana”.

Sin embargo, parece poco probable que grandes cambios en la confianza de las personas tengan su origen en expectativas sobre un horizonte de tiempo tan corto. Cuando Gallup redactó la pregunta, se había extendido la creencia de que el alto desempleo nunca terminaría. Ese sentimiento frenó el consumo y la inversión mucho más que cualquier opinión sobre los cambios en los próximos seis meses. Después de todo, la disposición de los consumidores a gastar depende de su situación general, no de si los negocios irán un poco mejor en el corto plazo. De la misma manera, la disposición de las empresas para contratar a personas y expandir sus operaciones depende de sus expectativas a largo plazo.

La encuesta sobre el Sentimiento del Consumidor de Estados Unidos, creada por George Katona en 1950, y que se conoce hoy como la Encuesta de los Consumidores de Thomson-Reuters y la Universidad de Michigan, ha incluido una pregunta notable sobre el futuro a un largo plazo razonable, un periodo de cinco años, la pregunta indaga sobre los temores profundos acerca de dicho período:
“Mirando al futuro, ¿Qué diría usted que es más probable: que en el país en su conjunto tendremos buenos tiempos de manera continua durante los próximos cinco años, o que vamos a tener períodos de 
desempleo generalizado o depresión, o qué piensa usted?”
Las respuestas a dicha pregunta nos pueden probablemente ayudar a predecir el panorama futuro con mucha más precisión. Estas respuestas se sumergieron en territorio de depresión entre julio y agosto, y el índice de optimismo basado en las respuestas a esta pregunta se encuentra en su nivel más bajo desde la “gran recesión” inducida por la crisis del petróleo de la década de los años ochenta. Se situó en 135, su nivel histórico más alto, en el año 2000, en la cúspide de la burbuja del milenio del mercado de valores. En mayo de 2011, había descendido a 88. Hasta septiembre, había bajado a 48.

El declive se produjo durante la mayor parte de una década, mientras comenzábamos a visualizar el final de la sobre-expansión que fue impulsada por la deuda, y que se aceleró con la más reciente crisis de la deuda.

El momento y el contenido de estos resultados de la encuesta del consumidor sugieren que nuestro punto de vista fundamental sobre la economía, a nivel de la persona promedio, está estrechamente vinculado con las historias de un endeudamiento excesivo, la pérdida de la responsabilidad gubernamental y personal, y un sentido que las cosas están fuera de control.

Ese tipo de pérdida confianza puede durar muy probablemente por años.

Por lo expuesto, se puede afirmar que nunca se puede analizar el panorama económico de manera plena con modelos estadísticos convencionales, porque dicho panorama puede pender de algo que estos modelos no incluyen: la posibilidad de que encontremos alguna forma de sustituir una determinada narrativa -actualmente un cuento de deuda fuera de control- por una historia más inspiradora.



Copyright: Project Syndicate, 2011.

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