El mercado de capitales al servicio de las personas

A toda marcha avanza la ejecución de la agenda MKBicentenario. Anunciada por el Ministerio de Hacienda hace ocho meses, ya cuenta con tres iniciativas en el Congreso, a lo que se suman varios reglamentos, cambios normativos y administrativos.

Tenemos claro que no hay tiempo que perder. El ciclo económico, el nuevo estatus que han adoptado los mercados emergentes y el boom de América Latina son elementos que nos fuerzan a acelerar la marcha para materializar grandes reformas, que efectivamente permitan que Chile sea un referente mundial en materia de mercado de capitales, pasando desde el lugar común que venimos escuchando hace años -convertirnos en un centro financiero global- a hechos concretos.

Sin embargo, en este proceso no podemos olvidar que el mercado de capitales tiene que estar al servicio de las personas. Si centramos los cambios en los grandes demandantes de capital, estaríamos siendo parciales. No existen dudas que desde una perspectiva agregada es clave que el capital fluya en forma fácil y transparente, y que los grandes proyectos de inversión tengan acceso a él, así como que los grandes canalizadores de ahorro también cuenten con buenos instrumentos. Esto tiene indirectamente beneficios sociales muy altos y deben ser considerados en el diseño de las políticas públicas. Pero de igual manera, es clave que el sistema financiero también genere beneficios directos a las personas.

En este espíritu, cuando diseñamos la agenda MKB levantamos siete pilares programáticos, dentro los cuales estaba poner el mercado de capitales al servicio de la clase media y de la pequeña y mediana empresa. Elementos como la activación en el Congreso de la reforma al contrato de seguros o la recientemente lanzada campaña de difusión y fomento del uso de opciones cambiarias por parte de la PYME exportadora, van destinados a mejorar el acceso y uso del mercado de capitales para las personas y pequeñas empresas.

Pero tal vez el paso más agresivo hasta ahora ha sido el envío al Congreso de un nuevo proyecto de ley que hemos bautizado como MK al servicio de la clase media. Éste está construido sobre dos pilares básicos, una modificación al sistema de pensiones y un cambio a la ley de seguros.

Respecto de la industria de seguros, establece que todos los oferentes de créditos hipotecarios deberán contratar los seguros asociados a estos créditos a través de una licitación pública al oferente que presente el menor precio. Por supuesto que -al mismo tiempo- existen una serie de resguardos para el buen funcionamiento del sistema, que tienen que ver con las condiciones de solvencia de las aseguradoras, la calidad de servicio y la protección de información de las carteras. El objetivo de este cambio es que se traspase al deudor el costo efectivo del seguro, en un mercado que arrojó evidencia de que esto no se estaba produciendo. Con cerca de 1.250.000 créditos hipotecarios vigentes, más los 40.000 nuevos que se entregan anualmente, este cambio beneficiará directamente a millones de familias embarcadas en el gran proyecto de ser propietarios de su vivienda.

El segundo pilar del proyecto flexibiliza y elimina asimetrías tributarias existentes en el tercer pilar de nuestro sistema previsional, el ahorro voluntario. Los incentivos del proyecto no van por disminuir la carga tributaria, ya que busca alcanzar a la inmensa mayoría de los afiliados que no son contribuyentes de global complementario. Al contrario, elimina barreras a la competencia, distorsiones tributarias particularmente doble tributación- y simplifica la información que la industria debe entregar a sus clientes. Todo esto con el objeto que más personas voluntariamente ahorren en post de tener una mejor pensión. Con aproximadamente 1.600.000 cuentas de ahorro voluntario existentes en el sistema, nuevamente esta es una iniciativa legal contundente en beneficiar a millones de familias.

Así, MKB avanza fuertemente en construir un mercado de capitales no sólo más moderno y eficiente, sino también que esté siempre al servicio de las personas.