El legado previsional del Presidente Piñera: la PGU
Pedro Pizarro Abogado, Exsubsecretario de Previsión Social
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Pedro Pizarro
La repentina y dolorosa partida del Presidente Sebastián Piñera (QEPD) ha sido motivo de gran consternación, pero también de una revisión de las huellas que dejó en sus dos mandatos mientras se mantuvo en funciones de Estado.
Un legado más que relevante en materia previsional, a mi juicio, es la Pensión Garantizada Universal (PGU). Esta cobra especial vigencia este año, considerando que continuará la discusión de la reforma previsional planteada por el actual Gobierno. La PGU no formaba parte del programa presentado por el Presidente Piñera cuando fue candidato a su segundo mandato, ya que primero se intentó avanzar con una reforma previsional que logró sortear la Cámara de Diputados, pero luego no pudo seguir su tramitación en el Senado. Al darse la oportunidad de avanzar con esta novedosa y fundamental herramienta, no dudó un segundo y la impulsó, logrando la unanimidad en su aprobación.
“Si hay un aspecto en que se refleje la herencia del exPresidente es en los más de dos millones de personas que reciben mes a mes su Pensión Garantizada Universal, que provocó un cambio real en su calidad de vida”.
Para dimensionar el impacto de la PGU es relevante recordar que al comenzar el segundo mandato del Presidente Piñera, en marzo de 2018, teníamos vigente un beneficio focalizado - el pilar solidario- con una pensión básica en ese entonces de aproximadamente $ 104.000-, que llegaba alrededor de 1.600.000 personas. Al término de su segundo mandato contamos con más de 2.200.000 beneficiados por un beneficio universal -la PGU-, cuyo monto actual es de $ 214.296 mensuales. Con esta política pública, la más relevante en materia previsional en las últimas décadas, la gran mayoría de los pensionados quedaron sobre la línea de la pobreza, incorporando a la clase media, siempre tan postergada a consecuencia de la focalización.
Dejando de lado la focalización en materia previsional, esta política pública corresponde a un sistema solidario basado en impuestos generales que no toca en ningún caso los ahorros de cada persona ni menos desincentiva la formalidad, ambas consecuencias negativas que tiene un impuesto al trabajo por sobre los ingresos generales del Fisco. Lo cierto es que fue tal el impacto de la PGU, que cambió todos los parámetros en materia de tasas de reemplazo, actuales y futuras, situación que lamentablemente el Gobierno no ha considerado incorporar en la discusión previsional que será reactivada en el Senado en marzo. Probablemente esta haya sido una de las causas por las cuales muchos artículos del proyecto fueron rechazados en la Cámara de Diputados.
Los cambios en la PGU que se están considerando en la actual reforma en tramitación son de los pocos aspectos en que ha habido consenso, pero el Gobierno se ha negado a separar los proyectos. De haberlo hecho, hace más de un año que millones de adultos mayores estarían recibiendo la PGU con los cambios mencionados, pero al Gobierno actual pareciera importarle más una estrategia legislativa.
Si hay un aspecto en que se refleje el legado del Presidente Piñera es justamente en los más de 2 millones de personas que reciben mes a mes su PGU. Provocó un cambio real en la calidad de vida de las personas.