El demoledor golpe de Elon Musk
Edward Luce Editor y columnista en EEUU para financial times
Elon Musk está actuando con rapidez para destruir estructuras, como si Washington fuera una aplicación móvil. Aparte de la Revolución Cultural china, la historia ofrece pocos paralelos con el asalto del llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental al Estado (DOGE). Musk ha declarado que su objetivo es reducir el déficit estadounidense eliminando el despilfarro, fraude y abuso.
Su modelo es el 80% del personal de Twitter que despidió tras la compra. Si alguien esencial es despedido por error, dice, puede ser recontratado, lo que precisamente ocurrió con cientos de funcionarios de seguridad nuclear que despidó a principios de este mes.
“El aparente objetivo político de Musk es convertir el aparato estatal de EEUU en un instrumento personal de Donald Trump”.
El abismo entre las funciones reales de la mayoría de los empleados federales y la forma en que Musk los describe es orwelliano. Ha calificado a los funcionarios públicos como radicales que utilizan sus poderes burocráticos para beneficio personal. La agencia de ayuda de EEUU, ahora cerrada, era una “organización criminal”. Algunos de sus empleados, según Musk, tenían fortunas de millones de dólares. Mientras que el Departamento del Tesoro enviaba millones cheques de Seguridad Social a personas fallecidas, terroristas y estafadores. Musk aún no ha presentado pruebas del fraude que denuncia.
Su pequeño equipo, compuesto en su mayoría por jóvenes ingenieros de software, tiene escasa experiencia en contabilidad forense. Sin embargo, han sembrado el miedo en Washington.
El aparente objetivo político de Musk es convertir el aparato estatal de EEUU en un instrumento personal de Donald Trump. Esto solo puede lograrse mediante el miedo y pruebas estrictas de lealtad. DOGE ha dicho que recontratará a un empleado por cada cuatro despedidos. El apoyo a los objetivos de Trump es una cualificación implícita. La organización de Musk ha proporcionado a los funcionarios un canal para denunciar a colegas que siguen las abolidas normas de Diversidad, Equidad e Inclusión. Solicitar denuncias anónimas y enfrentar a las personas entre sí es una herramienta típica de los autócratas.
Musk también tiene un objetivo comercial. En su mente, está librando a Washington de reguladores que sofocan el espíritu emprendedor de EEUU. En la práctica, está eliminando a aquellos cuya experiencia consiste en monitorear el fraude y el abuso. La semana pasada, Musk celebró el cierre de la Oficina de Protección Financiera del Consumidor, agencia creada tras la crisis financiera de 2008, que protegía a los consumidores del fraude bancario y de los abusos contractuales de grandes corporaciones, además de regular las plataformas fintech. Días antes, X había cerrado un acuerdo con Visa para lanzar X Money Account, un paso clave hacia su objetivo de convertirse en una “aplicación para todo”. Pronto, los usuarios accederán a redes sociales, transferencias bancarias, asistencia de IA y propaganda neonazi desde una única plataforma.
Los planes para despedir a miles de funcionarios del Servicio de Impuestos Internos antes del plazo de pago de impuestos de este año ponen en duda la sinceridad de Musk respecto a la reducción del déficit. El Gobierno no puede funcionar sin los medios para recaudar impuestos. La semana pasada, Trump declaró: “Quien salva a su país no viola la ley”. Musk cree que está salvando a EEUU y una causa tan noble, no tiene tiempo para la ley.