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DF Tax | Uruguay, el nuevo imán sudamericano que también atrae crecientes flujos de capitales chilenos

Oliver San Juan, gerente de Impuestos, y Nicolás Alegría, socio líder de Impuestos, Grant Thornton Chile

Por: Oliver San Juan y Nicolás Alegría | Publicado: Jueves 30 de junio de 2022 a las 04:00 hrs.
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Oliver San Juan y Nicolás Alegría

Para el chileno medio Uruguay posiblemente evoca a un país pequeño, culturalmente muy parecido a Argentina, de gente amable y muy futbolizada (como buenos rioplatenses), un lugar estable y con una democracia sólida. Quizás, también, al glamoroso balneario de Punta del Este con su escultura de una mano emergiendo de la arena, obra del artista chileno Mario Irarrázabal.

Pero en lo que probablemente Uruguay no sea tema en Chile es su economía. En lo que respecta a otros vecinos sí es un tópico que aparece, para bien o para mal. En el caso argentino, por ejemplo, por una inestabilidad crónica que siempre gatilla titulares, en el de Perú por la gran cantidad de empresas chilenas que se instalaron en ese mercado en los rubros más diversos (comercio, agro, telecomunicaciones, construcción, por mencionar algunos), o en el de Bolivia, por aspectos más puntuales como la competencia por el comercio mundial del litio, por ejemplo.

“De una manera casi silenciosa en los últimos años Uruguay se ha ido convirtiendo en un atractivo destino para una parte de los capitales chilenos (...) que surgió como una excelente alternativa por su estabilidad política y régimen democrático consolidado”.

Y, sin embargo, de una manera casi silenciosa en los últimos años Uruguay se ha ido convirtiendo en un atractivo destino para una parte de los capitales chilenos que están saliendo hacia el exterior.

Se trata de un fenómeno que comenzó a partir del estallido social. Desde ese momento comenzó a hacerse notorio el interés por buscar nuevos mercados y el de la banda oriental surgió como una excelente alternativa por su estabilidad política y régimen democrático consolidado. Según un reciente informe de JP Morgan, Uruguay es hoy la economía con menor riesgo país de la región, un sitial por largos años ocupado por Chile y lamentablemente perdido.

Los factores políticos del país -sumando el proceso constituyente al ya mencionado estallido- han propiciado esta búsqueda de nuevos horizontes por parte de inversionistas chilenos, que encuentran en Uruguay un polo atractivo gracias a unas reglas claras, que se mantienen inalterables, aunque cambie el color del gobierno de turno, y aún más, se han ido potenciando conforme pasa el tiempo, promocionando transversalmente a su país como un destino seguro para las inversiones. En el fondo, exactamente el mismo panorama que anteriormente distinguía a Chile respecto a casi todos sus pares de América Latina.

Por cierto, la aparición del mercado uruguayo en el horizonte, lo que ha implicado es convertirlo en una alternativa competitiva con otras jurisdicciones hacia donde se están dirigiendo los capitales chilenos, entre las que destacan Canadá, Portugal, Luxemburgo, España y, por supuesto, Estados Unidos.

Miami, en particular, es uno de los destinos favoritos por excelencia en Norteamérica. Sin embargo, para los inversionistas no constituye necesariamente una disyuntiva tener que elegir entre el refugio estadounidense de Florida o Uruguay. Son mas bien mercados complementarios: EE.UU. es el destino de inversiones financieras e inmobiliarias por excelencia, mientras que países como Uruguay se han posicionado como destinos que brindan certeza, y seguridad jurídica al momento de establecer una cartera de inversión diversificada.

En efecto, gracias a una legislación que ofrece reglas claras y brinda una sensación de resguardo a las inversiones, los capitales chilenos han encontrado en ese país oportunidades igualmente en el sector inmobiliario, pero también en la industria financiera, y la de intangibles, trading aprovechando los beneficios de las (nada menos que) 13 zonas francas establecidas por sus autoridades y también ofreciendo capital a proyectos de start-ups.

No tenemos estadísticas puntuales acerca de qué tan intenso es el movimiento de recursos chilenos hacia Uruguay, pero, como sea, su existencia es un hecho que comprobamos día a día con el creciente flujo de inversionistas que solicitan asesoría para explorar posibilidades en ese mercado, un interés que explica los números históricos que está alcanzando la salida de capitales en Chile durante los últimos dos años.

Recordemos en ese sentido que el Banco Central dio cuenta que en 2021 salieron del país US$ 19.200 millones. Sin embargo, se estima que desde octubre de 2019 y hasta mayo de este año la cifra acumulada ascendería a unos US$ 40.000 millones, lo que representa cifras nunca antes vistas. Antes, en un año normal, salían recursos del orden de los US$ 4.000 millones al año.

Cabe preguntarse qué tendría que hacer Chile para detener estos flujos y que permanezcan en el país. Desde nuestro punto de vista, claramente, la generación de confianza es lo principal. Pero este factor, por de pronto, se ve muy lejano. El ambiente político actual, la inestabilidad constitucional, entre otros factores, no permiten resolver el problema ni en el corto ni en el mediano plazo. Esperemos que en el largo plazo las circunstancias cambien y que volvamos a ser -junto con Uruguay- el oasis de estabilidad que antiguamente frenaba la fuga de capitales y, al contrario, atraía a los inversionistas extranjeros a este lado de los Andes.

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