DF Tax | Consideraciones para evaluar las propuestas de los candidatos presidenciales II
Gonzalo Polanco, director del Centro de Estudios Tributarios de la U. de Chile.
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Gonzalo Polanco
En una columna anterior, reflexioné acerca de algunos elementos a considerar, para evaluar los programas de los distintos candidatos presidenciales en materia tributaria.
En dicha oportunidad, señalé que, según cifras del SII del año 2020, el impuesto a la renta y el IVA son, por lejos, los que más aportan a la recaudación fiscal con un 38,8% y un 49,9%. Por lo tanto, cualquier cambio impositivo debería tener en consideración estos dos impuestos. De igual manera, indiqué las dificultades de subir la tasa del impuesto empresarial -que representa una recaudación muy superior a la del impuesto a las rentas del trabajo-, sin considerar, entre otros factores, las políticas de otros países.
Además de tomar en cuenta lo anterior, otras opciones para aumentar la recaudación son la disminución fuerte de la evasión fiscal y el cumplimiento tributario. Si bien son objetivos transversalmente compartidos, en el que difícilmente algún gobierno no quiere avanzar, el desafío es complejo.
Si consideramos el impuesto a la renta, hoy no existe un número oficial y público sobre la evasión actual. Michel Jorrat estimó recientemente para este impuesto una evasión y elusión en torno al 50% , representando para el año 2018 un 4,5% del PIB. Podemos concluir que un buen paso para iniciar esta lucha está en medir de manera oficial la evasión para este impuesto. Una segunda conclusión, preliminar a la espera de estas cifras oficiales, es que hay mucho que avanzar.
En el caso de la brecha de cumplimiento de los contribuyentes, hay diferentes realidades. Existe un contribuyente que enfrenta una compleja combinación de factores, entre los cuales destaca un profundo desconocimiento de las obligaciones tributarias; y precariedad, que se manifiesta en emprendimientos que apenas alcanzan a tener una utilidad mínima y que, difícilmente, les permiten pensar en la formalización y en el pago de los impuestos.
Estas cifras de informalidad varían. Sin embargo, la OCDE la sitúa en torno a un 30% de la economía chilena. Esta es una cifra menor respecto a otros países de Latinoamérica. Pero resulta ser considerablemente alta si se pretende bajar de manera significativa las cifras de evasión en el país. En este caso, es fundamental preocuparnos de formalizar al contribuyente, más que en tratar de obtener alguna recaudación.
Por otro lado, existe otro tipo de subdeclarante, con un perfil de mayor educación, en que la precariedad económica es menor, sin dejar de señalar que en muchos casos existe. Nos referimos, por ejemplo, a la evasión que se traduce en transacciones diarias, que se efectúan usando internet y en las que poco o nada se declara.
Finalmente, está el contribuyente que tiene recursos, educación, y cuenta, en muchas ocasiones, con asesoría experta. En estos casos, hay poco desconocimiento y mucha resistencia al cumplimiento de obligaciones. El factor conocido en la literatura comparada como "la moral tributaria" tiene acá un componente relevante.
Entre estos tipos diferentes de subdeclarantes puede haber conexiones. Muchas veces una empresa con recursos tiene un canal de venta informal, constituido por un gran número de micro vendedores, la que opera por esta vía y, por tanto, esta informalidad es parte de su estrategia de negocios.
Al no contar con cifras de evasión, es bastante difícil conocer cuánto aporta cada tipo de evasión a la brecha total del país; ni cuáles son los sectores en los que se concentra; ni mucho menos los detalles sobre cómo opera. En definitiva, la evasión es un mal que todos reconocen, porque lo miramos a diario, pero pocos conocen.
En ese escenario, es comprensible, por ejemplo, que las cifras oficiales de evasión del IVA den cuenta solo de una mínima baja en su tendencia: pasó del 23,2% en el 2014 a 21,3% en 2018.
Los esfuerzos para enfrentar este grave problema deben ser sistemáticos y encararse en su multidimensionalidad, tanto desde el punto de vista del marco normativo, económico, de moral tributaria y de educación. El aumento de recursos para la autoridad tributaria es una condición necesaria, pero no suficiente. Nada se saca con incrementar la dotación del SII, si es que no se atacan estas otras causas.
Por lo tanto, hay que tener cautela con el exceso de optimismo respecto de la recaudación que se puede lograr al bajar las brechas de declaración en el corto plazo, ya que la tarea no es fácil. Con todo, es necesario iniciarla lo antes posible. Si existe consenso en la materia, podríamos aprovecharlo para hacer de esta lucha una tarea país.