Desafío de productividad: ¿y el rol del regulador?

Los resultados obtenidos son muy claros y, dado que estamos partiendo un nuevo año, es esencial recordarlos. Se estima una disminución de la Productividad Total de Factores (medida de cuánto puede generarse con un determinado nivel de capital y fuerza laboral) entre -1,8% y -2,4% para la economía agregada. Dicha contracción se da en un año en que la actividad económica no habría crecido, aun cuando el empleo y el stock de capital se habrían expandido moderadamente, lo que implica un deterioro en la productividad del uso de los factores.

“La legitimidad de los mercados requiere de un Estado a la altura de los desafíos que el estancamiento de la productividad relevado por la CNP nos evidencia”.

Asimismo, se concluye que la productividad se encuentra estancada hace más de una década, con algunas diferencias en las tendencias por sector, siendo necesario detectar políticas públicas que busquen eliminar los cuellos de botella que restringen su crecimiento, de forma de salir del estancamiento y generar un crecimiento económico sostenido y sustentable, elevando el bienestar de la población.

Uno de los mecanismos que se destaca para aumentar el nivel agregado de la productividad  es el aumento de competencia en los mercados, relevando que esto contribuye a que sean las firmas de menores costos y más innovadoras las que se mantienen en el mercado.

Sin embargo, el informe se concentra en gran parte en señalar como cuello de botella la función del Estado en su sistema regulatorio, que traba o retrasa el desarrollo de proyectos. A mi juicio, si bien esto es crucial para nuestra economía como barreras regulatorias, hay otro aspecto relevante que no fue mencionado y tiene relación con fortalecer a los reguladores. Esto, con el objetivo de promover y garantizar la competencia en los diversos mercados como una política de aumento en productividad.

Tener un menor crecimiento impacta en una menor base de recaudación de impuestos (con una elasticidad de corto plazo 1.5), lo cual puede restringir la asignación de recursos a los organismos fiscalizadores, tal como se puede apreciar en el presupuesto de la Fiscalía Nacional Económica (FNE) de 2024. Este refleja una reducción de asignación de un 0,2% respecto de 2023 y de una reducción sostenida desde 2019, dando cuenta de que éste no es un mecanismo que se tenga en el radar, aun cuando los desafíos y complejidades en los mercados son cada vez mayores.

Es por lo anterior, que debemos estar aún más preocupados, porque para que una economía de mercado como la nuestra salga de este estancamiento productivo, se debe realizar inversión pública eficiente y contra cíclica en aquellos reguladores cruciales para el cumplimiento de los objetivos. No podemos olvidar que la legitimidad de los mercados requiere de un Estado a la altura de los desafíos que el estancamiento de la productividad relevado por la CNP nos evidencia.