Demanda de graduados de MBA ha alcanzado su punto máximo
Pilita Clark
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Pilita Clark
El otro día, un líder de una de las escuelas de negocios más prestigiosas del mundo reveló un acontecimiento inesperado.
“Ha caído la demanda para títulos Maestría en Administración de Empresas [MBA, por sus siglas en inglés]”, le dijo al Financial Times (FT) Julian Birkinshaw, vicedecano de la London Business School (LBS). Resulta que la gente en todo el mundo quiere cursos más cortos que el tradicional MBA de dos años, lo cual no es sorprendente considerando cuánto pueden costar ahora estas calificaciones. La versión de LBS requiere £115,000 sólo para gastos escolares, frente a alrededor de £80,000 en 2018, y eso es antes de incluir los gastos de manutención y la pérdida de ingresos.
Por razones de las que no estoy orgullosa, me dio gusto escuchar esta noticia sobre la caída del MBA desde su gloria pasada.
Esto se debe en parte a los celos pueriles. El costo galáctico de un MBA de primer nivel lo hace tan inasequible como un bolso de Hermès, pero pocos artículos de lujo ofrecen algo parecido a sus perspectivas de hacer contactos, o “networking”. No hay que ir más allá que el primer ministro del Reino Unido. Rishi Sunak estaba cursando un MBA en Stanford cuando conoció a su compañera Akshata Murty, la hija del multimillonario quien ahora es su esposa.
Además, todavía recuerdo al amigo que hace muchos años me mostró lo que estaba estudiando para su MBA y me explicó por qué no creía que fuera algo para mí. Era cierto que entonces yo no podía diferenciar un modelo de volatilidad de una estimación no paramétrica de una función, y probablemente nunca lo podré hacer Pero tampoco hacía falta que me lo dijera tan bruscamente.
En realidad, él fue un caso atípico. Otros amigos que obtuvieron los MBA nunca se jactaron de la habilidad (o los sacrificios) que requirió, y muchos lo hicieron por razones sensatas. Eran científicos, asesores políticos o escritores que querían aprender sobre negocios para poder cambiar de carrera o dirigir sus propias empresas. Del mismo modo, que obtener un MBA puede tener sentido para, digamos, un ejecutivo de atención médica o un ingeniero que intenta administrar de manera más efectiva.
Pero a medida que ha pasado el tiempo, ha surgido una pequeña industria de detractores académicos que argumentan que los MBA son generalmente menos útiles de lo que sugieren sus elevados precios, e incluso podrían ser motivo de preocupación.
Hace más de 20 años, el profesor Henry Mintzber, un experto canadiense sobre gestión, asestó un primer golpe al calificar a los graduados de MBA como “una amenaza para la sociedad”.
Cuando él y un colega siguieron a 19 graduados de la Escuela de Negocios de Harvard para ver cómo les había ido desde que fueron apodados superestrellas empresariales estadounidenses en 1990, descubrieron que 10 habían sufrido serios reveses, como una quiebra o un despido, y las historias de otros cuatro eran “cuestionables”.Surgieron resultados más preocupantes en estudios más amplios, como un artículo de 2015 de Danny Miller de la escuela de negocios HEC Montreal y Xiaowei Xu de la Universidad de Rhode Island.
Xu y Miller, quien también tiene un MBA, inicialmente habían planeado estudiar los efectos de la arrogancia en 444 directores ejecutivos estadounidenses que habían aparecido en artículos de portada en una de las principales revistas de negocios de EEUU entre 1970 y 2008. Pero descubrieron algo mucho más interesante: los directores ejecutivos que no tenían un MBA tenían un desempeño superior a los que tenían un MBA.
Los graduados de MBA también tenían más probabilidades de expandir sus empresas con adquisiciones en lugar de crecimiento orgánico, sacrificando ganancias y flujo de efectivo en el proceso. Sin embargo, su propio salario aumentó a un ritmo más rápido que el de sus contrapartes que los habían superado.
Cuando los dos investigadores hicieron un estudio aún más amplio de 5,000 directores ejecutivos, confirmaron que aquellos con un título de MBA operaban de manera muy diferente a los jefes sin MBA, gastando menos en I+D, por ejemplo, y utilizando técnicas contables para halagar las ganancias de su empresa.
Estas estratagemas provocaron un rápido aumento en las ganancias, seguido de una caída que condujo a una caída mayor en el valor de mercado de su empresa en comparación con las compañías dirigidas por directores ejecutivos sin un MBA, cuyos salarios nuevamente fueron menos impresionantes.
Como advirtieron repetidamente los académicos, nada de esto prueba que un MBA cause estos resultados. Los directores más interesados y cortoplacistas podrían sentirse más atraídos por los graduados de MBA, y las juntas directivas que buscan ganancias rápidas podrían estar más dispuestas a contratarlos. También vale la pena recordar que los graduados de MBA de Harvard van desde el jefe caído en desgracia de Enron, Jeffrey Skilling, hasta la superestrella de Wall Street, Jamie Dimon.
Aun así, como dijo Danny Miller cuando hablé con él la semana pasada, la investigación sugería que los directores ejecutivos con los MBA eran a menudo personas más orientadas al corto plazo a cuyas empresas “no les fue tan bien como a ellos mismos”.
En otras palabras, si la demanda de los mejores graduados de MBA ha alcanzado su punto máximo, puede que no sea una tragedia en absoluto.