De “los que no están ni ahí” a “los ni-nis”
Hace tiempo que a los jóvenes se les etiquetó como “los que no están ni ahí”, lo que reflejaba gran parte de lo que era la juventud chilena...
Hace tiempo que a los jóvenes se les etiquetó como “los que no están ni ahí”, lo que reflejaba gran parte de lo que era la juventud chilena, que durante muchos años mostró un desinterés por los temas públicos, sociales y educacionales. Por eso sorprendieron tanto las iniciativas juveniles de fuerte compromiso social, como la “revolución pingüina” de 2006 o el voluntariado en diversas instituciones como “Un Techo para Chile” o “CasaBásica”.
El grupo “de los que no están ni ahí” ha tenido una especie de evolución y se ha convertido en lo que la revista “El Sábado” denominó generación de los “ni-nis”, los que ni estudian ni trabajan. Ya no es sólo una despreocupación por los temas públicos, sino que consiste en una despreocupación total por cualquier tema que implique algún esfuerzo, sea estudiar o trabajar.
Son varias razones las que se dan para la existencia de los “ni-nis”, entre las cuales destacan una incertidumbre por el futuro y una motivación destruida por la misma sociedad. En Chile, cerca del 20% de los jóvenes entre 15 y 29 años no estudia ni trabaja, y peor aún, no siente ninguna culpa o preocupación por esto. Se sienten libres, ejerciendo su derecho a hacer lo que en verdad les gusta hacer: nada.
Que en Chile exista un grupo de jóvenes tan importante sin ninguna preocupación por nada, es algo que debería ocuparnos a todos. Un grupo que aún no tiene claro que los estudios superiores son un gran bien, jóvenes que ni siquiera le toman el peso al mundo del trabajo y que no entienden la importancia de mantenerse por sí mismos. Para Chile no es bueno tener un grupo de casi 700.000 personas con diversas potencialidades que se pierden en el camino, simplemente porque no le toman el peso al estudio o al trabajo.
Por eso debemos preocuparnos: a nivel gubernamental, contando con políticas necesarias de integración y con una calidad de educación para todos los chilenos; a nivel familiar, estando con los hijos, preocupándose constantemente de su formación y sus estudios, además de inculcar la importancia del trabajo; y a nivel personal, saliendo de esa idea, entre loca y floja, de que todo se nos dará como por obra de magia.