Incertidumbre, confianza y realismo
DALIBOR ETEROVIC Managing Director & Economist The Rohatyn Group
- T+
- T-
Dalibor Eterovic
Con la elección de constituyentes en el pasado, el foco de atención ahora se irá centrando en la discusión de los distintos aspectos que se incorporarán en la próxima Constitución. Este debate será el gran determinante de los precios de los activos financieros en Chile en un contexto global que parece por el momento benigno.
Los desafíos que enfrentan los constituyentes son enormes. En el corto plazo, dado lo sorpresivo del resultado, que mostro un claro movimiento a la izquierda en un contexto en que ninguna lista alcanzó 33%, sugiere que la incertidumbre sobre el tipo de Constitución que regirá al país en las próximas décadas se mantendrá alta. Esto tiene efectos de corto plazo en las perspectivas de recuperación económica a través del consumo privado y principalmente la inversión. También es probable que genere flujos de salida de capital por parte de inversionistas locales, que al estar muy expuestos a este mercado buscan diversificar parte de este riesgo idiosincrático. Estas salidas podrían ser parcialmente compensadas por inversionistas internacionales, con menor exposición a Chile, pero exigiendo un premio por riesgo mayor. La fuerte caída del IPSA la semana pasada va en esta dirección.
Para minimizar el impacto negativo de la incertidumbre sobre la economía y los activos financieros es esencial que los constituyentes vayan progresivamente entregando información a los distintos agentes económicos sobre puntos esenciales de la institucionalidad económica como el derecho de propiedad, el rol del Estado en la economía, la protección a los tratados comerciales internacionales y la independencia del Banco Central.
A mediano plazo, el desafío es recuperar la confianza de la ciudadanía en las instituciones políticas, económicas y sociales. Esto es vital para que, cualquiera sea finalmente la forma que tome la Constitución, genere incentivos para que los ciudadanos nos coordinemos de manera eficiente. Lamentablemente, el punto de partida es bajo, ya que sólo 40% del electorado emitió su voto. Incluir y representar el segmento mayoritario que no votó será crucial para la credibilidad de la nueva carta. En ese sentido, el diverso grupo de constituyentes elegidos tiene el potencial de representar las preferencias de la sociedad chilena quizás más allá que cualquier otro grupo elegido anteriormente. Pero el riesgo de tener una Constitución polarizada ha aumentado.
Finalmente, es evidente que los votantes expresaron un reproche a las coaliciones tradicionales favoreciendo independientes con una multitud de intereses específicos. Esto hace probable que la nueva carta fundamental incluya una serie derechos sociales de distinta índole. Pero sin realismo respecto a la capacidad de la economía para satisfacerlos, estos derechos no serán creíbles, generarán presión excesiva de gasto fiscal y finalmente un empeoramiento del balance macroeconómico del país.
Derechos sociales bien definidos, con mínimos claros y sujetos al nivel de ingreso del país ayudarían a aliviar algunos de estos problemas. Al final, si se destruye la capacidad de crecimiento económico de largo plazo, se corre el riesgo de que, por garantizarlo todo, no aseguremos nada.