Click acá para ir directamente al contenido
Columnistas

Cuidado con terminar tristes y sin ni uno

Por: Equipo DF

Publicado: Martes 14 de mayo de 2013 a las 05:00 hrs.

Desde hace un tiempo se vienen haciendo populares algunos asesores financieros que, a través de plataformas virtuales, aconsejan a sus clientes cuándo cambiarse de fondo en su AFP, con el objetivo de aumentar la rentabilidad de sus fondos para la pensión. Considero que es preocupante que se aconseje como óptimo el cambio de un fondo a otro de forma tan frecuente. Debemos tener cuidado de terminar tristes y sin ni uno.

Cuando hace más de diez años comenzaron a operar los cinco fondos, el objetivo era que se separara por perfil a los diferentes cotizantes. Una persona joven con un horizonte de inversión de muy largo plazo, no puede tener invertidos sus fondos para su jubilación de la misma forma que una persona próxima a jubilarse.

El tema hoy es que la regulación permite que un afiliado se cambie de fondo cuantas veces quiera, y si bien limita el acceso a los fondos más riesgosos a los de mayor edad y pensionados, podría darse el caso de que un hombre de 60 años, por voluntad propia, esté en el fondo B, con 60% invertido en renta variable, casi tres veces la exposición del fondo D. Si ese hubiera sido el caso hace cinco años, no sólo hubiera renunciado a 13 puntos porcentuales de rentabilidad, sino que además, hubiera enfrentado una volatilidad tres veces más alta.

El argumento esperable de la contraparte sería que, siendo “bien asesorado”, este cotizante no estaría siempre en el fondo B, sino que se iría cambiando de fondo de forma “óptima”. ¿Realmente podemos hacer perfecto “market timing”? ¿Podemos anticiparnos con perfección a los movimientos del mercado? Si existiera la fórmula secreta, entonces sería más lucrativo para el poseedor de esa fórmula el formar un hedge fund. Lo responsable es dejar la administración de los fondos a los altamente calificados managers de las AFP. Además, es difícil imaginar que consistentemente se pueda ganar una rentabilidad mayor sin un mayor riesgo. Es más, la rentabilidad de algunos de estos asesores en el último año está por debajo de la del fondo E.

Otro punto a tener en cuenta es el riesgo “sistémico”. Si bien en los mercados financieros globales nuestros fondos de pensiones agregados son casi insignificantes, para el mercado local representan más del 10% de la capitalización bursátil y un porcentaje mayor en la renta fija. Por lo tanto, cada vez que una AFP sale a liquidar posiciones, provoca caídas importantes en el precio de esos activos. Además, se provoca una “profecía autocumplida”, es decir, si se cambian del A (o B) al E (o D) porque creen que la bolsa local caerá, esto sí terminará ocurriendo.

El remedio a esta situación, que puede empeorar con el tiempo, va por diferentes frentes. Debemos educar a los afiliados y, por ejemplo, condicionar el cambio de fondos a la edad o experiencia del cotizante (algo como el “inversionista calificado” en los fondos mutuos). Adicionalmente, requerir alguna acreditación a estos asesores. Si queremos maximizar la jubilación, pensemos también en aumentar el ahorro a través de otras vías.

Te recomendamos