Cuatro temas para 2023
DALIBOR ETEROVIC Managing Director & Economist, The Rohatyn Group
Al menos cuatro temas globales serán los que probablemente determinen en gran parte la evolución de los activos financieros.
Primero, la trayectoria descendente de la inflación en EEUU respalda la toma de riesgo en el corto plazo. Esta disminución en las presiones inflacionarias ha sido hasta ahora causada principalmente por factores de oferta y volátiles: precios más bajos de las materias primas (especialmente gasolina), la normalización de la cadena de suministro y un cambio en los patrones de gasto desde bienes a servicios.
“Las características del ciclo económico apuntan a un menor crecimiento global, pero más balanceado que el año pasado”.
Por otro lado, factores de demanda sobre la inflación siguen apuntando a una convergencia lenta. En particular, el mercado laboral sigue ajustado y las presiones salariales se mantienen elevadas. Es esperable que la inflación siga sorprendiendo a la baja durante el primer semestre dado el componente volátil. Esto le da tiempo a la Reserva Federal para evaluar si la posición actual de la policía monetaria es consistente con el retorno gradual a la inflación meta.
Segundo, las características del ciclo económico apuntan a un menor crecimiento global, pero más balanceado que el año pasado. El diferencial de crecimiento estaría moviéndose a favor de los mercados emergentes, liderados por el impulso de la reapertura de China. Las autoridades de ese país dieron un giro de política, desechando la estrategia cero-Covid. A pesar de las noticias de instalaciones de atención médica abrumadas y exceso de mortalidad, la reapertura económica sigue en camino y parece contar con sólido apoyo político. En el pasado, un encuadre macroeconómico de crecimiento global balanceado ha tendido a ser negativo para el dólar y positivo para los activos financieros en mercados emergentes.
Tercero, tanto países como empresas deberán manejar sus perfiles de deuda enfrentando tasas de interés neutrales en niveles promedio más altas que durante el período pre-Covid, aunque probablemente por debajo de los niveles actuales. Factores estructurales deflacionarios, como la globalización, aparecen hoy debilitados y junto a la necesaria transición al uso de energías renovables, podrían traducirse en inflación y tasas de interés en promedio mayores. El fin de la era del dinero barato expone vulnerabilidades en soberanos y corporativos con mayor carga de deuda, a la vez que se amplifican las consecuencias de los errores de política económica. Con todo, tasas de interés en dólares por sobre 8% y 9% para los bonos corporativos US y emergentes “high yield”, se ven como alternativas atractivas dentro de la renta fija.
Cuarto, continúan abiertos múltiples puntos de tensión geopolítica. Los mercados parecen estar aprendiendo a vivir con una guerra de desgaste en Europa, en la medida en que los escenarios más extremos siguen siendo riesgos de cola. Los precios de las materias primas cerca de los niveles anteriores al conflicto así lo sugieren. Sin embargo, es posible que no se justifique una mayor compresión en la prima geopolítica, ya que la fragmentación financiera y económica, con las tensiones chino-estadounidenses en el centro, se convierte en una característica permanente en el panorama de inversión.