Hoy en día, el desafío para las empresas está en responder y ser reconocidas por todos sus grupos de interés en relación a sus prácticas, visión y relación recíproca en la sociedad en la que está inserta, es decir, que sea bien evaluada simultáneamente tanto en su rendimiento como en su actuar.
En el último tiempo ha habido una evolución significativa en la relevancia otorgada, no solo a las prácticas de crecimiento sustentable, sino a construir una mejor reputación integral de las compañías, que entre otros elementos, sitúa a la Transparencia Corporativa como un diferenciador. Ejemplo de ello es el significativo avance que en esta materia presentaron las empresas abiertas en bolsa y empresas estatales en su versión 2013, que en promedio mejoraron su indicador en más de un 15% y 10%, respectivamente, con relación al año anterior, aumentando a su vez notoriamente el universo de empresas que se sitúan sobre la referencia internacional, como consecuencia del reenfoque y mejora en sus prácticas de sostenibilidad y gobierno corporativo, principalmente.
Asimismo, muchas empresas están replanteando sus responsabilidades ante clientes, proveedores, empleados y comunidades, y este camino ya ha generado cambios en la conducta empresarial y como consecuencia en la identificación y gestión de sus riesgos. En la actualidad han surgido diversas tendencias, que han llevado a cambiar el enfoque aplicado en los negocios, tomando relevancia el interés de invertir de manera ética y responsable. Esta nueva disposición definirá el liderazgo de las empresas en el futuro, donde nuevas preocupaciones se irán sumando a las tradicionales. Por ejemplo, gestionar la diversidad de talentos y capacidades serán un factor fundamental para la innovación y generación de soluciones, construir políticas inclusivas, espacios para la capacitación y desarrollo, entre otros. Asimismo, en este nuevo escenario toman relevancia la evaluación de los riesgos con mirada de doble impacto, el efecto en el rendimiento y, al mismo tiempo, el impacto en las comunidades que operan. La transparencia corporativa, donde las empresas deben aplicar el compromiso de la claridad hacia todos sus stakeholders vía conductas éticas y responsables, hará la diferencia para las empresas en su relación clientes y sociedad en los próximos años.
Reflexionar ¿cuál es la empresa que queremos construir en el futuro? es una preocupación que desde los directores y altos ejecutivos debe ser abordada como un tema de fondo y crucial para asegurar un buen desempeño en el largo plazo y comenzar la transformación requerida al interior de las compañías para enfrentar esta nueva realidad.